Sectores: fenomenología de la vida social de un grupo de pacientes internados en un sector del Hospital Psiquiátrico de Santiago

único y que tal división se justifica sólo para fines didácticos. Si bien no nos extenderemos en particular sobre cada uno de estos puntos, son este tipo de preguntas las que orientan la presente investigación, y la centran por lo demás en el marco de la interacción social en el interior del recinto hospitalario en el cual se produce, cotidianamente, el "encuentro" entre la sociedad, representada por el personal, y la "locura" representada por los internos. "Si queréis saber el asunto que me trae ante vosotros con tal raro ador– no, vais a saberlo, si os dignáis escucharme, pero no con la atención que soléis prestar a los predicadores, sino con los oídos que prestáis a los charlatanes, a los juglares y a los bufones, o bien con aquellas orejas que se puso antiguamente nuestro amigo el rey Midas para escuchar al dios Pan. Me ha dado hoy por hacer un poco de sofista ante vosotros, no ciertamente como esos pedantes que en nuestros días llenan de majade– rías los cerebros de los niños, enseñándoles a discutir con más terquedad que las mujeres, sino a imitación de los antiguos, que para evitar el descrédito en que había caído el nombre de sabio, prefirieron llamarse sofistas, y cuyo oficio consistía celebrar con elogios la gloria de los dioses y de los hombres ilustres. Vosotros, pues, vais a oír también un elogio; pero no va a ser el de Hércules ni el de Salón, sino el míopropio, es decir, el de la Loi:ura" 7 • Desde el discurso de elogio a la locura de Erasmo de Rotterdam, a fines de la edad media, hasta nuestros días, el modo y las palabras con que la locura se dirige a los hombres ha cambiado profundamente. Se la encontraba en las calles o las puertas de las ciudades hablando el lenguaje que todos compartían, sanos y locos; en la actualidad, se la encuentra re– cluida y la única comunicación que mantiene con la cordura está mediada por un complejo lenguaje entre científico, médico y moral, por un lado; por el otro, un discurso incoherente, lleno de palabras extrañas, interrum– pido por largos silencios más "sospechosos" aún, cuyo paradigma es la "ensalada de palabras". En qué momento se produce una fractura del diálogo entre la locura y la cordura; fractura que las separa para siempre, de tal modo que se con– figuran dos mundos separados e irreconciliables entre sí, hasta el punto que podemos hablar sin dificultades del "mundo de la locura" y de la "vida 7 E. de Rotterdam,Elogio de la locura. Buenos Aires: Centro editor de América Latina, 1970,p.l0. 26

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