Sectores: fenomenología de la vida social de un grupo de pacientes internados en un sector del Hospital Psiquiátrico de Santiago

se esfuerce en salir más se extraviará en él Resígnese porque ninguna fuerza humana le salvaráya. Esta es mi opinión. .. " 171 • Se debe mantener siempre una misma relación entre los mismos términos que no debe cambiar; la mejor manera de evitar lo impre– visible, de circunscribirlo a su expresión mínima, es establecer una relación de vigilancia con la fuerte de donde proviene. Relación "entre el que mira (sin peligro de ser mirado) y el que es mirado (sin derecho a mirar)" 172 • "La mejor manera de no cambiar su objeto y de no ser cambiado por él es "vigilarlo': es decir, velarpor él, prodigarle cuidados extremos, postu– larlo como durmiente, considerarlo un cadáveryacente al que uno vela, siendo el único en velarlo. El loco y el prisionero, objetivados por la vigilancia, sólo pueden dete– nerse en la postura móvil que capta la mirada fija del que vigila" 173 • Una segunda ley puede ser llamada "Ley de exclusión''. Se ha visto que los signos de status, casi en su totalidad provienen del exterior del sector, y que la vida en el sector siempre es un intento de restitución de lo que se tenía y hacía afuera y que todos los pacientes de uno u otro modo sólo piensan en su vida como un antes ae ingresar y un después que se salga, mientras tanto se está ahí en suspenso, con la vida puesta entre paréntesis; y por otra parte, para el personal, el paciente como persona se quedó afuera, adentro está su enfermedad. Qyizá una de las categorías más básicas que estructuran la experiencia de los pacientes es el adentro-afuera: "Muchos internos, aún cuando hablan todo el día de lo que harán cuan– do salgan del hospital, manifiestan miedo de salir a la calle, sobre todo los más antiguos. Generalmente los que llevan menos de un mes hablan de lo mal que se está adentro y recuerdan con mucha nostalgia la vida de afuera, sólo piensan en volver a salir, por las buenas o las malas" 174 • 171 A. Chejov, La sala número seis, en Obras inmortales. Madrid: EDAF, 1971, pp. 351-352. 172 J. Hochmann, op. cit., p.103. 173 Idem., p. 103. 174 Notas de campo del autor. 140

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