Sectores: fenomenología de la vida social de un grupo de pacientes internados en un sector del Hospital Psiquiátrico de Santiago
Adoptando una perspectiva más amplia y abarcadora del sector po– demos intentar una tipificación de los mecanismos institucionales que hacen efectiva una situación caracterizada fundamentalmente por lo que podríamos lla.mar un estancamiento institucional donde la norma es: "todo debe seguir igual". Se crea, de esta manera, un espacio social de excepción en que dos categorías estancas de personas desenvuelven sus vidas sin intercambiar una verdadera experiencia. Tenemos entre las manos una microsociedad deshistorizada, en que todos los eventos apare– cen como una mera repetición permanente de una situación única, cuyos actores podrían ser siempre los mismos, representando un escaso número de rígidos papeles. En coincidencia con J. Hochmann 169 , encontramos que el primero de estos mecanismos institucionales puede ser enunciado como ley de homeostasis: ''[ . .} En la institución nada debe cambiar. Todo cambio, por mínimo que sea, se vive como un peligro, pues podría volver a cuestionar un equilibrio siempre amenazado. Si la institución llegara a cambiar, locos y asistentes podrían cambiar a su vez y entre sí, es decir intercambiar. Se correría el riesgo de que el espejo se hiciera añicos bajo la presión de lo imprevisible" 170 • A través de todo nuestro desarrollo se ha podido constatar la presencia de tal mecanismo: desde la función cumplida por los ajustes secundarios -para ser efectivos deben mantener la estructura dada-, hasta la franca represión de cualquier forma de organización de pacientes que pueda romper el equilibrio de fuerzas entre personal e internos, tal como pudi– mos observarlo en el caso del grupo del rincón. Por otra parte, la tensión resultante de este estado de cosas parece tener una vía de eliminación expedita a través de rituales sociales con el manoseo del traste o el evento del chivo expiatorio. Como un principio subordinado a la ley de homeostasis -desde nuestro punto de vista, pues para J. Hochmann se trataría de la segun– da ley- encontramos lo que llamaremos regla de la homología. Esta regla queda ilustrada de manera suficientemente clara en todas las disposicio– nes concernientes a la actividad diaria que presumiblemente debe tener 169 J. Hochmann, op. cit., pp. 96-119. 170 Idem., p. 96. 138
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=