Sectores: fenomenología de la vida social de un grupo de pacientes internados en un sector del Hospital Psiquiátrico de Santiago

transcurso del día el "material" va disminuyendo su tolerancia, hasta el punto que al atardecer o la noche indefectiblemente es el protagonista de algún escándalo que termina con un neuroléptico, un electroshock o la camisa de fuerza. Al día siguient~, ya hay otro material; o, si el anterior aún está en condiclones, probablemente tenga un día parecido. "S. . . nuevamente fue el chivo expiatorio. Sistemáticamente y su– cesivamente fue degradado por el resto de los internos hasta llevarlo a la desesperación; en el reparto de las pastillas provocó una pelea y quebró un vidrio de la clínica, fue enchaquetado y se le puso una inyec– ción, luego siguió alegando hasta que cayó de espaldas por efecto de la inyección" 165 • Idénticamente que en el ritual anterior, la participación de los miem– br_os del grupo de alto status es muy escasa o nula en este segundo ritual. La primera pauta consistente en la conducta de los miembros de este grupo que podemos señalar es, entonces, la abstención en este tipo de rituales. Más aún, en el grupo existe un consenso explícito de que tales bromas son de mal gusto y que están bien para los otros, pero no para "nosotros". La segunda pauta que podemos señalar como propia de este grupo, es que independientemente de las parejas de amigos que hay en su interior, los cigarrillos y alimentos son puestos en la mesa a disposición de todos y no es raro que en alguna ocasión alguien se ocupe especialmente de dis– tribuir éstos en porciones equitativas, no importando cuánto haya puesto cada uno en la presente ocasión. Una tercera característica, es que el grupo llega a obtener lo que, con propiedad, se puede llamar un "ajuste secundario grupal". Anteriormente se mencionó, cuando se trató de los.ajustes secundarios, la realización pe– riódica de las cenas nocturnas; en estas cenas, que se conseguían a cambio de jugar dominó con los auxiliares hasta altas horas de la noche, parti– cipaba todo el grupo, aun cuando por aquella noche había varios que no jugaban; y, en ocasiones, cuando alguno no asistía al comedor por ha– llarse cansado o cualquier otra razón, cualquiera se encargaba de apartar lo que le correspondía y se lo llevaba al dormitorio. Otro ajuste grupal, esta vez de lugar, fue el establecimiento, como territorio de grupo, de la sala de terapia ocupacional, lugar en el cual se podía pasar una agradable 165 Idem. 134

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=