Sectores: fenomenología de la vida social de un grupo de pacientes internados en un sector del Hospital Psiquiátrico de Santiago

sí y para los demás internos. Aún cuando esta imagen pueda ser recons– truida tanto con elementos fantaseados o reales, los visitantes proveen los elementos suficientes como para que un interno hábil-en mayor o menor grado todos lo eran- pueda manejarlos de modo tal que le permitan causar una buena impresión y presentarse como una persona merecedora de las consideraciones que pudiera reclamar para sí en el trato con los demás. En tercer lugar, la posesión de un elemento de inigualable valor en el intercambio comercial e inestimable como objeto para el intercambio simbólico, como es el caso de los cigarrillos, sobre todo si se es un fuma– dor habitual, puede llegar a ser una circunstancia determinante del status de un interno. Un cigarrillo puede pagar los servicios de otro interno: estirar la cama o lavar una camisa, como asimismo la limpieza de jarro y cuchara para café, entre otros, son pequeños servicios por los cuales se puede obte– ner uno o dos cigarrillos en compensación. De este modo, quien cuenta con cigarrillos en el sector es como si contara con dinero constante y sonante. Sin embargo, como se habrá podido inferir con todo lo que hemos descrito hasta aquí de la vida social en el sector, el uso más común de que es objeto el cigarrillo es el de una provisión ritual: 149 Idem. "Cada vez que nos reunimos en el Truco, en la sobremesa de las comidas opara jugar al dominó o al naipe, son comunes la "corridas de cigarri– llos"; nadie se molesta si otro recibe uno teniendo los propios a la vista, pues ya le tocará a él la oportunidad de ifrecer, también, una corrida. Esta situación contrasta notablemente con la que se da estandofuera del grupo o con respecto a otros internos que no participan en éste. El com– partir de esta manera los cigarrillos contribuye a que nos sintamos en confianza y como 'personas decentes' que no tienen nada de mezquinas. Con M . .. , con el cual nos hemos ido convirtiendo en amigos, he llegado a compartir gran parte de mi provisión de cigarrillos; él, por su parte, casi nunca cuenta con ellos; sin embargo, cuando consigue alguno por otro lado, aún cuando sabe que yo cuento con uno o dos paquetes, insiste en que se lo acepte y ambos quedamos muy satisfechos, sintiendo que estamos de igual a igual" 149 • 124

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