Salud mental y contrainstitución
del enfermo de obedecer y someterse a la~ indicaciones del experto. De algún modo, la pérdida de salud, la depresión, la pérdida de un objeto que se encarna en una psicóloga que también enferma y muere. La respuesta reivindicativa de los pacientes, apelando a la autoridad y a la obtención de canales expresivos dan por resultado una forma de reparación maníaca, en el intento de disminuir la culpa de la pérdida y de reponer aquello amado y odiado que es la propia autoridad perdida y reclamada en toda forma de autoridad de la institución de salud. Ese grupo que se veía pasivo y sometido al modelo tradicional de cura terapéutica buscó desarrollar sus propios medios de asumir la falta de salud, lo que en primera instancia era funcional a los objetivos del consultorio: promover la vida sana, organizar actividades recreativas, eran tareas que no ponían en peligro la integridad del consultorio. Sin embargo, tras la pérdida de la psicóloga y el período de reunificación, las miradas se dirigieron a la identificación de las falencias en la atención de salud. Así se torna a ojos de la institución en un grupo amenazante, a tal punto de invisíbílizarlo, paradójicamente a través de "la engorda", vale decir, el atiborramiento de pacientes altamente demandantes a este grupo por medio de la derivación impulsada por los propios médicos que veían en el plano lógico, una buena instancia de desarrollo para la salud mental de los pacientes sin hacerse plenamente cargo de ello. Este aumento excesivo de integrantes hizo que el grupo terminara inoperante, obligado a funcionar en dependencias externas al consultorio: en una parroquia. Cuando el grupo pasa de lo particular a lo político es cuando son apartados físicamente del consultorio. Es cuando en el grupo es traído lo político en la medida que surge la pregunta por el sentido de las acciones dentro del consultorio, cuando se intenta entender por qué la torma de atención es de determinada manera, por qué los médicos son tan pocos o bien por qué Jos facultativos no explican el significado de los tratamientos es cuando comienza a surgir lo que Castoriadis plantea como significaciones sociales, en tanto se preguntan por el derecho a la salud, símbolo desde donde se instala el discurso de la salud pública y más aún la idea que las instituciones de salud se ocupan de sanar, entonces los pacientes se preguntan "¿por qué cuando venimos al Consultorio como que nos enfermamos más?". Es este estado de enfermedad el que finalmente se instala como una pregunta que apela a una construcción social de lo saludable: "la salud de los enfermos" por cuanto acá lo sano es la pérdida de autonomía, la obediencia y el disciplinamiento. Así es C01110 la división del trabajo en la institución se ve amenazada por el posicionamiento de los pacientes como propios agentes de la cura, desplazando de esta forma una labor exclusiva de los expertos. El trabajo de los miembros de la institución de salud queda explicitado corno división técnica y jerárquica que impone objetivos que reproducen normas que instalan condiciones de mayor sufrimiento, es decir, más allá de la tarea explícita de curar las enfermedades. La forma en que se organiza la institución -por acá los que sanan, por allá 99
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