Salud mental y contrainstitución

entre el deseo, las acciones y los propios participantes; y en relación a la transferencia institucional, expresado en una acción distinta de los modelos clásicos donde se pone en juego la tensión instituyente e instituido. Las subjetividades de experiencias contrainstitucionales como ésta, admiten considerar la emergencia de sujetos deseantes, con un accionar organizado, con una intencionalidad en referencia a una institución, que permite cuestionarla. Se destaca que dentro de una noción antiínstitucional se plantea una crítica a una institución otra, 10 que implica en sí un vínculo establecido con ésta. Se reconoce con Hegel que "la crítica radical de una tesis es, ante todo, reconocimiento de dicha tesis, y que oponer un concepto a otro concepto es particular en el trabajo de análisis de este último"'. Dentro de 10 explicitado anteriormente, quizás el paso de ser nombrados "los po1íllitas" a autodenominarse "Los Zancudos", releva la altura adquirida por los artefactos de los zancos, posicionándolos en un lugar subjetivo distinto. Se puede pensar que mantuvieron cierta identificación dada en el Club Juvenil para, a partir de ésta, diferenciarse, en analogía a lo que implicaría el proceso de la adolescencia, para ir definiendo un lugar subjetivo distinto al definido por dIado parental u otorgado socialmente. Se destaca que en esta presentación sólo se presentaron algunos elementos de la historia de esta organización, la que no dejó de tener problemas en la autogestión, y en ciertos momentos inclusive se dispersaron los objetivos y las intencionalidades que la convocaron. A pesar de lo anterior, se establece ella misma como experiencia de autogestión local, presenta elementos ambivalentes y dialécticos que deben sortear sobre formas de operar antiinstitucionales y aún resabios de formas instituyentes en su funcionamiento, lo que dio paso a crisis paulatinas que derivaron en la disolución del grupo. El proceso de disolución de esta compañía de zanquistas es otro elemento a considerar. Si bien es cierto que en un inicio el impulso que sostuvo el desarrollo de esta iniciativa se puede pensar como un proceso instituyente que se presentó como un analizador natural de lo instituido, se puede establecer que terminó por desarticularse en la medida que se instituyó dentro de esto. ¿Será el destino de toda contrainstitución terminar por instituirse?, entendiendo que la institución por su "naturaleza" tiende a la concentración del poder. De acuerdo a 10 planteado por el psicoanálisis, la tragedia que todo neurótico padece es que por más que arranque de aquello que teme porque lo desea inconscientemente, en forma irremediable se arroja a ello como un destino. Se podría pensar en analogía al destino de todo esfuerzo institucional, por volver a una forma de funcionamiento bajo cierta represión libidinal y de ciertas representaciones de sus miembros, más aún cuando emergen expresiones de fuerzas instituyentes. 4 R. Lourau, El análisis institucional. Buenos Aires: Amorrortu, 1970, p. 262. 89

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