Salud mental y contrainstitución
donde pueden enfermar con facilidad si no persisten en sus tradiciones, que en el fondo es lo más difícil, ya que está todo dado para que se olviden de su origen e intenten seguir los estándares y los patrones de la sociedad con Estado en la cual están insertos, en especial en la gran ciudad. Sin embargo, con el intento de etnificación y de gubernamentalización los médicos mapuche están impelidos a defender su territorio de charlatanes, los que se dicen machi o médico sin tener las condiciones para ello, cosa impensable desde la vida en lo}; generándose así tensiones políticas al interior de las agrupaciones mapuche capitalinas. En el caso del mapuche no médico sino con otros roles, podemos encontrar un gran desequilibrio en donde se ve impelido a la alienación en una cultura ajena a la propia, negando su origen, avergonzándose de él. El alcoholismo, la violencia intrafamiliar, entre otras, son muestra de ello, en donde el factor de dominación por la cultura dominante es central. Hay que pensar que originariamente los mapuche viven en construcciones circulares. En su distribución no encontramos separaciones, en conexión inme– diata con un entorno natural que los provee de subsistencia básica (no precaria sino suficiente), en donde los niños son criados en gran medida por la comuni– dad, existiendo cercanía con las labores de los padres y por supuesto con su presencia. Como se indicaba en párrafos anteriores, el caso de los niños mapuche que pasan todo el día alejados de su comunidad debido al sistema educativo y las leyes del Estado chileno, algunos de ellos en internados, la educación formal a la cual se les obliga a asistir es una situación en la cual pocos se han detenido, en especial al considerar lo diametralmente distinto que es la tradición de cuidado de los más pequeños de la tribu. La práctica de la medicina mapuche, una posibilidad de saber hacer con la diferencia Avancemos en la discusión y efectuemos otra afirmación. Señalemos a la medicina mapuche como una posibilidad de saber hacer con la diferencia. Retomamos así lo planteado sobre lo distinto en ella como formas que podríamos denominar de resistencia y cómo en ello se constituyen formas de subjetivización. El mapuche se ve expuesto a sufrir su diferencia, su desigualdad étnica, frente a las dinámicas de la globalización y el capitalismo, y en ello puede ubicar un lugar: el de esclavo, y gozar en ello. El problema se situará en este caso en los excesos en ese gozar. Al respecto podemos convocar el concepto de síntoma como fijaciones del malestar social, en cuanto denuncia 2ó • En tal sentido, el síntoma como aquello que nos confronta con el deseo de vivir. En el caso mapuche, la exposición a ser perseguido, maltratado y eliminado por su condición étnica. 26 C. Soler, Estudios sobre la p.<icoJis. Buenos Aires: Manantial, 2008. 82
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