Salud mental y contrainstitución

parte de este pueblo se debe justamente a como en la historia el Estado chileno se ha relacionado con ellos, quitándole sus tierras, domesticando a sus niños a través de una educación ajena a sus costumbres y tradiciones, y humillando explícitamente al "indio" como flojo, borracho y supersticioso. Se pretende imponer un autocontrol en los sujetos; el interés del Estado sería que los pueblos originarios se comporten como el Estado quiere. Lo que intento señalar es que la llamada salud intercultural es una nueva forma de diagramar el saber/poder, pues tiene que ver fundamentalmente con el gobierno de los cuerpos. Un ejercicio por parte del Estado en el que, al incorporar a esta medicina, se expresa nuevamente un ejemplo de etnicización, de gubernamentalización, entendidas éstas como un nuevo campo de luchas polí– ticas en donde una cultura etnocéntrica dividida intenta asimilar y, de tal forma, borrar diferencias más que relevarlas y valorarlas. El proceso de subjetivación se acompaña de un proceso de sujeción, vale decir, "de la construcción de sí mismo a la vez que del sometimiento al Estado"24. La implementación concreta del Programa Orígenes en muchos casos ha terminado siendo un analizador natural, al visibilizar el choque entre un orden de sociedad con Estado y otro contra Estado, cuestionándose la figura aún endiosada del médico alópata occidental. En las distintas instancias de capacitación y de implementación de la llamada medicina intercultural surge la discusión en los asistentes en torno al orden etnocéntrico y discriminador. Especifiquemos entonces las implicancias de resistir al predominio de la cultura occidental, a la hegemonía globalizante del Estado, desde la cosmovisión del pueblo mapuche. De acuerdo a la investigación efectuada, en especial el material aportado por las entrevistas a personas de la etnia mapuche, nos encontramos con tres tipos de casos. Por un lado, la situación de la machi en formación, en segundo término la situación del médico mapuche en su práctica cotidiana y en tercer lugar el mapuche no médico, es decir, con otros roles en su comunidad, inserto en la urbe. Analicemos brevemente a qué nos referimos. En el caso de la machi en formación, se observan casos dramáticos, ya que en general las o los machi pasan por un primer momento de pasaje que puede, desde la mirada occidental, considerarse psicótico. Pueden realizarse intervenciones desde la medicina occidental con estos sujetos que pueden poner término prematuro al desempeño pleno de un rol central en la cultura mapuche, destruyendo de paso a la familia y a la comunidad, en un proceso de colonización y, en el fondo, de exterminio de este pueblo, lo que Clastres analizó como etnocidio 25 En el caso del médico mapuche, en su ejercicio aparece una posibilidad de resistir a un sistema frente al cual los mapuche son especialmente sensibles y 24 D. Bassin y D. Nlemme,"Le gouvernement de la vie: mode d'emploi",en D. Fassin y D. Memme (coord.) Le GouzJernement des corp.\. Paris: Editions de l'Ecole des Hautes Erudes en Sciences Sociales, 2004, p. 26l. 25 P. Clastres, op. cit. 81

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