Salud mental y contrainstitución
que decir con nombre y apellído, "otros" quienes exigen al niño que esta historia se la identifique. La propuesta contrainstitucional que hemos descrito genera un modo distinto de relacionarse con e! niño, una propuesta no centrada solamente en la restauración de las carencias. Poner el énfasis sólo en la satisfacción de las necesidades posterga la pregunta por e! deseo que emerge desde la institución, dejando al niño únicamente como objeto en tanto cuerpo de cuidados. Los protocolos que definen la intervención estatal comandan una lógica de organi– zación técnico-administrativa que se instituyen y naturalizan con facilidad y por ende instalan un sentido hegemónico y poco interrogado. En el caso presentado, se le plantea a la institución la normalización autómata de sus conductas y hábitos, puesto que la sociedad, el entramado institucional, la psicología como saber disciplinario, le exige a ese niño, para adaptarse, que se rija por los ideales sociales, ya sea el ideal de niño o el ideal de ftmilia. Sin embargo, la propuesta contrainstitucional permite generar un nivel de intervención que escuche ese acto del niño como una llamada, podemos decir una demanda dirigida a Otro, que en este caso sería la instihlción encarnada en cada uno de los miembros de! equipo. La intervención no se centra simplemente en normativizar al niño, sino que su voz y su posición subjetiva serán escuchados como ejes centrales de la intervención que se realizará con él. Los encuentros que se producen con el niño son considerados como acon– tecimientos que permitan interrogar constantemente lo instituido. Entonces e! modelo de intervención contrainstitucional se sostiene, de cierto modo porque el hogar Casa Catalina plantea un diálogo constante a partir de la emergencia de estos encuentros-acontecimientos entre los niños y algún miembro del equipo. Esto pone en entredicho el sentido totalizante y reificado de la reparación. En este aspecto cada caso trabajado permite que circulen nuevos sentidos en relación al trabajo terapéutico, enfatizando en lo particular de cada caso. La concepción institucional de sujeto califica y sitúa de antemano al niño como carente, vulnerado, pobre, en rícsgo, por mencionar algunas categorías. Una propuesta contrainstitucional, como sería la del Hogar Casa Catalina, no necesariamente prescinde de estas categorüs que orientan los protocolos de intervención de SE~AME; sin embargo, suspende sus significaciones rigidizadas para dar paso a la posición subjetiva que es enunciada por cada niño en una relación transferencial particular con algún miembro del equipo de trabajo. El niño es ante todo sujeto yeso implica que parte de su saber es para la institución desconocido y enigmático, y es esto lo que da paso a un trabajo radicalmente nuevo y distinto con cada niflO. 49
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