Salud mental y contrainstitución
nuestros hijos, porque la muerte es otra cosa para nosotras. Las madres pudimos socializar la maternidad, pudimos agruparnos en lo político, sin partido político, pudimos agruparnos por fuera o por encima de las religiones, pudimos ir construyendo una política diferente, demostrar que un grupo de Madres, de mujeres, viejas, pudimos construir una universidad, tomarnos una plaza"6. Osvaldo Saidón, psicoanalista e institucionalista argentino, dirá que "la resistencia de las madres no pasa por la identificación con el hijo muerto, pues ellas simplemente no admiten su falta, como 'motor histórico'. Por lo contrario, ellas invierten en otra dirección: ante un acontecimiento, sólo otro aconteci– miento; ni una sola simbolización, ni una sublimación, ni una elaboración, ni cualquier subjetivación"7. Las madres, con su lucha, son cuerpos "intensos", que insisten, que marchan alrededor de la plaza, y van afectando a todo el que se aproxima. En tanto modo de acción singular, no responden a las maniobras de encierro en los modelos de Estado, de partido, o de familia: "con su cuerpo de 'madres sin hijos' mantienen su locura en permanente estado naciente", por lo cual no se la puede transformar en enfermedad mental. Actuando así, conjuran su psiquiatrización, las respuestas "personológicas" o "subjetivadoras". Funcionan para resistir, esca– par continuamente a los lugares preparados, a los grupos preformados. Crean, a partir del "accidente", nuevas y singulares formas de vida, no se quedan en sobrevivir con el dolor y la amenaza. Bauleo y Pavlovsky dirán, respecto del agruparse, que "la internalización de un 'nosotros' es lo que posibilita el proyectarse del cuerpo en otros cuerpos; y con ello lograr que la muerte disminuya en su poder mágico"8. Por último, en términos de Pichón-Riviere, entendemos que las madres a través de su acción resistencial y contrainstitucional, hacen un proceso de adaptación "activa a la realidad", concepto dialéctico que implica que en tanto el individuo se transforma, transforma el medio y viceversa, configurándose una espiral dialéctica, que provoca "una desalienación del intra y el extragrupo"9. Nuestra propuesta de lectura Es nuestra idea que puede entenderse en la aCClOn de las madres un modo contrainstitucional con efecto desalienante, que las sostiene y transforma el dolor intenso e inconsolable por la pérdida en una producción permanente, incesante, generadora de deseo, inconmensurable en su devenir; productora de nuevos sentidos, provocando un efecto terapéutico y profiláctico, socializado a través 6 H. de Bonaflni, en G. Kazi, op. cit., p. 18. 7 O. Saidón, Clínica y sociedad. México D.F.: Lumen, 2002, p. 76. 8 A. Bauleo y Pavlovsky, en A. Bauleo, Contrainstitución y grupos. México D.F.: Ediciones Nuevo– mar, 1983,p. 119. 9 E. Pichón-Ríviére, Elproceso grupal. Buenos Aires: Nueva visión, 1985, p. 66. 38
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