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Nuestra época: una era técnica (Heidegger)
es, mano de obra o cerebro de
obra
(15, p.64; 11, p.127)
. En su
ensayo “¿Para qué poetas?”, Heide-
gger agrega que, en cierto modo, la
realidad natural y el hombre que-
dan emparejados por la voluntad
de la voluntad en torno a su pro-
yecto de dominio incondicionado
respecto de todo lo que hay. “Para
este querer –dice, refiriéndose a la
última figura del ser, la voluntad
de la voluntad– todo se convier-
te de antemano, y por lo tanto de
manera irrefrenable, en material de
la producción que se autoimpone.
La tierra y su atmósfera se convier-
ten en materias primas. El hombre
se convierte en material humano
uncido a las metas propuestas. La
instauración incondicionada de
la autoimposición, por la que el
mundo es producido intencional
o deliberadamente en virtud de un
mandato humano, es un proceso
que nace de la esencia oculta de la
técnica”
(28-30)
8
.
4. El
pensar
que impera en nuestra
época es el computante o calculan-
te (
rechnendes Denken
), que pre-
tende erigirse como el único modo
de pensar digno de ser tomado en
serio, desplazando a todos los de-
más; en especial, al pensar medi-
tativo (
be
sinn
liches Nachdenken
),
el que procura desembozar el sen-
tido (
Sinn
) ínsito en el acontecer.
Advierte Heidegger que no debe-
mos entender el término calcular
“en el sentido estrecho de operar
con números. Calcular –añade–,
en sentido amplio y esencial, sig-
nifica: esperar una cosa, es decir,
tenerla en consideración, contar
con algo, esto es, poner nuestra
expectativa en ello. De este modo
–agrega, refiriéndose a la ciencia
moderna–, toda objetivación de lo
real es calcular, ya sea persiguiendo
los efectos de las causas, que aclara
causalmente, ya haciéndose imá-
genes morfológicamente sobre los
objetos, ya asegurando en sus fun-
damentos conexiones de secuen-
cia y de orden”
(31)
. Comentando
estas ideas, Jean Beaufret indica
que “aun cuando el saber cientí-
fico [moderno] no culmina en un
cálculo, en el sentido matemático
del término, de todos modos, dice
Heidegger, en él ‘impone su yugo
el reino exclusivo del cálculo, con
mayor rigor aún por cuanto ya no
necesita siquiera usar el número’.
Ante su objeto, la única salida que
tiene la ciencia es calcular algo de
una manera u otra [...] El pensa-
miento que calcula, dice Heide-
gger, se rige por el esquema [...]
‘si...entonces’. ‘
Si
no ataco al zar,
decía Napoleón,
entonces
mi blo-
queo continental se viene a me-
nos...’ [...] Digamos que el cálculo
8 Alfred Denker hace notar que lo dis-puesto
se desoculta a sí mismo más claramente en la
voluntad de poder, y que la más extrema ma-
nifestación de la voluntad de poder –como la
voluntad que sólo se quiere a sí misma (esto
es, la voluntad de la voluntad)–, es la
tecnología
[Technik] contemporánea (o técnica moder-
na), cuya esencia es lo dis-puesto.
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