Tópicos de odontología integral
l Or1cos DE ODONTOLOGÍA 1:,rnca.u. tes orales (benzodiazcpinas) <M. 16 ·in; para ellos una interconsulta al médico tratante podría ser necesaria < 4 >, Puede presentarse una emergencia de hipertensión maligna durante la atención dental con los típicos síntomas de cefaleas, cambios en el estado mental, retino– patías y fatiga. Si no se otorga tratamiento pueden ocurrir ceguera, falla renal, infartos al miocardio y accidentes vasculares encefálicos. Los valores típicamente encontrados de presión en estos casos son de 225/125 y se debiese transferir al pa– ciente inmediatamente a un centro de urgencia < 4 >. Para su manejo agudo por parte del dentista se recomienda Nifedipino de 10 a 20 mg sublingual, por su eficacia, rapidez de acción (10-15 minutos), duración (3-6 horas), seguridad, fácil uso, me– canismo antihipertensivo vasodilatador y moderado efecto natriurético. El otro medicamento que se utiliza en su etapa aguda de una HTA esencial o maligna es el Capropril, de 25-50 mg, con una rapidez de acción de 30 minutos, una duración de 12 horas y se da previamente molida. Frente al fracaso del Nifcdipino o Capto– pril, se usa Clonidina, con una dosis de 0.150 mg cada 6 horas con un máximo de 0.7 mg diarios <m. Muchas publicaciones hablan que el valor máximo para atender a un paciente es de 180/ 11 O, pero este valor puede ser muy elevado para pacientes que hayan sufrido previamente daños orgánicos hipertensivos, como infartos al miocardio, accidentes cerebro-vasculares o angina variable < 4 >. Un dentista prudente no debiera elegir atender a un paciente ASA III con valores de presión de 175/105 < 4 >_ El tratamiento dental de pacientes con enfermedad no controlada los coloca con un mayor riesgo frente a una emergencia médica en la consulta dental, sin importar si la presión sistólica o la diastólica es la que se encuentra elevada (J). Históricamen– te los médicos han basado sus decisiones terapéuticas en la presión sanguínea dias– tólica. Sin embargo, la presión sanguínea sistólica predice con mayor confiabilidad la morbilidad y mortalidad cardiovascular; una presión sistólica elevada impone una mayor carga cardiaca que la que impone la presión diastólica, conduciendo potencialmente a una falla cardiaca < 16 >. A los prehipertensos se les debe avisar sobre su estado de presión sanguínea y salud, promoviendo modificaciones en su estilo de vida; pueden recibir tratamiento den– tal normal así como también los hipertensos en etapa J. Pacientes con etapa II de hipertensión debieran recibir sólo tratamiento no invasivo o.,,. 78
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