Tópicos de odontología integral

Tór1cos DI! ODONTOLOGÍA l~IUJ. Por otro lado, también se ha encontrado en otro estudio, asociaciones directas entre bruxismo, niveles altos de ansiedad, rasgos de personalidad tensa y TIM en niños de 8 a 11 años, para los cuales se aplicaron los RDC/TMD < 41 >. En relación a la prevalencia de bruxismo en niños, ésta varía según los criterios utilizados para definir bruxismo. Generalmente la metodología empicada para eva– luarlo es la medición de las facetas de desgaste y entrevista a los padres. La evalua– ción de las facetas de desgaste es controversia( debido a que en forma natural los niños las presentan y son propias del desarrollo, por lo tanto es difícil determinar cuáles se deben a bruxismo. Por otro lado no todos los padres pueden dar cuenta del apriete dentario de sus hi– jos, por tanto los estudios realizados en bruxismo en niños pueden presentar fallas en la interpretación de los datos. En un estudio reciente realizado por Cheiftcz < 42 >, la entrevista a los padres reveló que el 38% de los niños (n=854, edad promedio 8,1 años) presentaban bruxismo. Vélez et al. < 43 >, usando definiciones operacionales distintas, encontraron una pre– valencia de bruxismo de 62,3% en una muestra de 53 niños y niñas con dentición temporal (antes de la erupción de los primeros molares permanentes) y que no tenían anomalías dentomaxilares. Se asume que para que se produzca avance de la mandíbula en niños las cúspides dentarias deben sufrir desgastes por lo que es discutible si el bruxismo es patológico en niños, pues podría ser un mecanismo fisiológico que estimule el desarrollo de la musculatura masticatoria y el crecimiento de los huesos maxilares. Un estudio de Kiliaridis < 44 > indica que los individuos con una musculatura mas– ticatoria más desarrollada tienen una morfología facial más homogénea, y Young et al. analizando 28 individuos estudiantes de odontología, encontraron que había diferencias significativas en el ancho de la cara (ancho bicigomático} entre bruxó– manos y no bruxómanos <Hl. Simoes <46l, en una revisión de estudios en aborígenes, indica que estas poblaciones compartían las características de alimentación dura, dientes desgastados, maxilares amplios en sentido transversal y huesos maxilares más robustos. Almond et al. < 4 7! indican que el desgaste dentario en adultos está relacionado con características craneofaciales observadas durante la niñez, específi– camente la clase II y el biotipo braquifacial. Como dato anecdótico se ha descrito una relación entre bruxismo e infección por parásitos intestinales en niños, sin embargo no se ha encontrado soporte en la 352

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