Niñez en Movimiento: Construcciones Sociales de una Política Pública para Niñas y Niños Migrantes
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generará los mecanismos necesarios desde la institucionalidad, para dar las prestaciones
de servicios orientadas a respetar la dignidad de las personas migrantes y sus familias”
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.
Pese a ello y a los tratados firmados y refrendados por Chile después del retorno de la demo-
cracia, la política de seguridad pública asume un rol persecutorio constante en contra de las perso-
nas inmigrantes, en tanto estos no cumplan con los papeles de normalización ciudadana en el país.
Sin embargo, y a pesar de que la población de migrantes alcanza el 1,3 % del total de los chilenos,
no deja de ser una cifra importante para una población que requiere de acceso a los mismos bienes
que los nacionales como son la salud, la vivienda, la educación, la alimentación, la diversión, entre
otras. La lógica de la seguridad ciudadana no opera bajo este prisma, pues ha sofisticado los meca-
nismos de acción vulneradora, con el único fin de regular a la población en tránsito
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.
Con esa mirada sólo se producirá una redada social, empujando a los migrantes a esta-
blecerse en guettos con fines de protección comunitaria ante las amenazas sofisticadas de la
política de seguridad ciudadana y la xenofobia de muchos nacionales, debido a las construc-
ciones sociales e históricas realizadas a través de procesos de socialización formal y primaria,
como las escuelas y otros espacios sociales como la familia, las plazas, y más recientemente
internet, entre otros.
Dicho impacto pudiera ser aún más fuerte en las niñas y niños migrantes, en el sentido de
que se ven enfrentados a los dolores de sus padres por no ser tratados como personas dignas,
por no encontrar trabajo o porque el sueldo que perciben no les alcanza, porque su situación
en la nueva sociedad de origen es hostil y estigmatizante con ellos, porque no se les consultó
si querían ser parte del proyecto migratorio o porque se han reunido con sus padres después
de un largo plazo, en el caso de que a ellos y ellas se hayan unido a sus familias tardíamente,
y porque en esa tardanza tengan nuevamente que iniciar un proceso de vinculación con la
madre o el padre, desarrollándose problemáticas de índole familiar-vincular que, o se deterio-
raron por la partida del ser querido o porque definitivamente se socavaron los cimientos del
vínculo afectivo en la ausencia de él o ella. En tales escenarios, los derechos de niños y niñas
migrantes se ven vulnerados, ya sea por el entorno en el cual inician sus nuevos aprendizajes,
o por situaciones en las cuales sus propios padres, instaurados desde el mundo adulto, vio-
lentaron su derecho a la participación, al no tomar en cuenta su opinión acerca del proyecto
migratorio, ya sea que inicien el periplo junto al padre o la madre sin su consentimiento, o
porque se les engaña con el propósito de no entorpecer el viaje
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Pavez realiza una serie de entrevistas a niños y niñas peruanas que expresan y afirman lo
antes dicho. A continuación se citan algunos de esos discursos:
“Yo al principio no, es que por los amigos que tenía allá en Perú y yo no
quería venirme, si en el bus creo que yo quería puro regresarme no más, sí que
yo quería puro regresarme, no quería venir acá a Chile, me trajeron obligado.
No, además que yo pensaba que Chile era así como no sé, como una capital
de Perú, yo pensaba más bien que Perú era todo. No sabía, pero yo vine igual,
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