Palabra dicha: estudios sobre género, identidades, mestizaje
sesgada de los sujetos y las cultw-as, a una construcciónde éstos que revela sólo loque es visible a la mirada occidental; aquello que no se ve-por los cercosmentales y los prejuicios- entonces, no existe o existe como una " deformación" del pensamiento totalizante que lo ha apresado. En la década de los 70 laAntropología de la Mujerpuso en cuestiónesta visiónmasculina y racista y demostró, por ejemplo, có1no los teóricos evolucionistas y neo evolucionistas habían creado la imagen del hombre cazador como nudo central en el desan·ollo de la cultura y como contraparte, la mujer con un papel Limitado a la reproducción biológica y a la socialización de los hijos. Las investigaciones y estudios hechos por las antropológas del 70 demostraron que las mujeres habían tenido un rol protagónico en el escenario de la fundación de la v ida social, en tanto la recolección y no la caza fue el primer medio de sustentación y que precisamente, esa actividad estuvo a cargo de las n1ujeres. En esta década, tanto la visión del hombre cazador como de lamujer recolectoraha sido superada poruna postura que demuestra cómo ambos fueron elaborando concertadamente el camino de la cultura. Este ejemplo puede servir para ilustrar cómo a partir deun análisis crítico de las "verdades establecidas" por ladisciplina se desmonta el sistemade pensamiento occidental androcénttico y surgen nuevos actores en la gestaciónde la vida social: lasmuj eres. Sinembargo, suapaiición también, en los comienzos estuvo sesgada por la 1nis1na matriz del pensamiento occidental. A la imagen del hombre cazador se opuso la de la mujer recolectora restituyendo así el juego típico de oposiciones binarias y a su vez la búqueda de un "único" elemento que gatillara el surgimiento de la cultura. En la actualidad, una mirada inquisidora de tales argumentos intenta hacer visible el movi1niento conjunto de mujeres y hombres y la compleja red en que las relaciones de género van urdiendo y son urdidas en la edificación de la estructura social. Una de las contribuciones fundamentales de laAntropología del Género y de laAntropo- logía Feminista al pensamientosocial ha s ido precisamente este constante develamiento de las categorías y de los s isten1as de ideas que estándetrás de las teorías y de las descripciones, sobre todo de las disciplinas ligadas a las ciencias sociales. Así, estas corrientes han demostrado que no sólo existen los prejuicios masculinos, sino los raciales y los de clase y que casi siempre ellos operan dentro de un marco que les da legitimidad: el ethos occidental. El problema que formu la la constatación anterior es: ¿se puede entender al "otro", a la "otra" desde los paradigmas de occidente? Esa pregunta sinduda abre las compuertas para una serie de cuestiones epistemológicas, que al menos en Antropología ban creado diversos cauces: por una parte, e l de que los sujetos portadores de cada cultura son los únicos que pueden " interpretarse a sí mismos" ( como es el casode las antropológas negras que sostienenque su experiencia de género y raza no puede ser comprendida por quienes no la han experimentado) y por el otro, la noción de que el abordaje 43
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