Palabra dicha: estudios sobre género, identidades, mestizaje
no creo en el Parlamento de las mujeres porque tampoco creo en el de los hombres" ("El voto femenino", Escritos Políticos:265). Lo que resulta interesante de estas reflexiones antiguas es el hecho de que el horizonte de la igualdad debería ser postulado dentro de un proyecto " otro" de sociedad que permita que ésta sea factible. Recordemos que la propia Mistral en el epígrafe con que iniciamos este articulo señalaba la necesidad de que las diferentes mujeres chilenas (obreras, costureras, maestras, patronas) comparecieran en un n1isrno espacio, pues sin esa ''aparición" de las pluralidades -en lenguaje de Anha Arendt- no sería posible la "asamblea cristiana". Esto es, a nuestroentender, otramanera más de intentar la igualdaden las diferencias: no todas lasmujeres poseen la misn1a posición, pero todas ellas tienen el derecho a expresarse y a ser consideradas. Lo mis1no puededecirse de la relación entre mujeres y hombres, entre indígenas yno índigenas, entre jovenes y v iejos. Es crucial que las discusiones respecto a la igualdad y a las diferencias se refieran al proyecto de sociedad concreto desde donde e1nanan, toda vez que el marco actual en que se pronuncian proponeuna "igualdad" dentro de una existencia social que cadavezprivilegiamás la competencia y no la solidaridad, los valores del mercado y no los valores éticos, lo individual y no lo colectivo, lo homogéneo y no lo heterogéneo. Por ello, el dilema puesto hace décadas nos hace pensarenque es precisodaruna "nueva vuel ta de tuerca" al problema y situarel asunto en la perspectiva del tipo demundo que nos interesa habitar en igualdadde condicionesmujeres y hombres, jovenes y viejos, indígenas y no indígenas; un tipo de1nundoque sinduda nos permita morar en él a cada uno con sus especificidades de género, edad, clase y etnia, un mundo que tienda a la complementru·iedad más que a la suibordinación. Y aunque parece que no están los tiempos para pensar en lo global , es primordial -sobre todo cuando tocamos el tema de las distinciones entre los géneros- sacar a luz los sopo1tes donde descansarán las nociones de igualdad y diferencia o más bien hacer transparente el modelo de sociedad que deseamos construir. En estos días e lPapa ha contribuido a aligerar las tensiones ybipolaridades que se han ido tejiendo con la celebración de la Conferencia de Pekín, reconociendo la deuda de la humanidad para con lasmujeres que sufrieron y sufren discriminaciones ymarginaciones, sosteniendo que "Es urgente alcanzar en todas prutes la efectiva igualdad de los derechos de la persona y, por tanto, igualdadde salario respecto a la igualdadde trabajo, tutela de la trabajadora-madre,justas promociones en la can·era, igualdad de los esposos en el derecho de familia, reconocimiento de todo lo que va unido a los derechos y deberes del ciudadanoenun régimen democrático " (El Mercurio, 16/7/95). Estas palabras nos hacen abrigar esperanzas en que el reconocimiento de 40
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