Palabra dicha: estudios sobre género, identidades, mestizaje
La emergencia de las otras diferencias y la constitución de sujetos en la pluralidad Ya a fines de la década del 70 casi la mayoría de Las investigaciones y reflexiones asumían el concepto de género como uno itnprescindible para entender la posición diferencial de mujeres y hombres en las distintas sociedades. Si bien hubo un consenso en cuanto a la distinción sexo/género, no lo hubo en relación a si en la construcción de este último tenían más peso los elementos cultw·ales (o ideológicos) o los elementos socio-económicos. De allí que, sobre todo en antropología emergieran dos corrientes clara1nente discernibles: la de la construcción simbólica del género y la de la construcción social del género. La construcciónsimbólica 5 de las diferencias sexuales, poneel acento en que los sistemas de representación de los géneros en Las distintas culturas son claves para la reproducción de los estereotipos femeninos y masculinos. La transmisión cultural de las relaciones entre hombres y mujeres incide en las conductas y en las acciones de éstos. Por tanto, esta coniente propone la indagaciónde las construcciones simbólicas de las categorías de género como punto central para elucidar las relaciones entre masculino y fen1enino en una culturadetern1inada, relaciones que se evidenciarán luego en el entramado social y econónuco. Por su lado, la vertiente de la const1ucción social del género, enfatizará en la idea de que es preciso conocer prit11ero qué es lo que las mujeres y hombres hacen en las distintas sociedades y cómo ese hacer determina su posición en la estructura social. Así la división sexual del trabajo y el circuito de producción, distribución y consumo será un ámbito privilegiado para saber cuál es la relación entre los géneros en los distintos grupos humanos. Actualmente, las nuevas tendencias buscanuna conjuncióndelasvisiones delaconstrucción simbólica y social del género, sosteniéndose que su análisis debería incoporar tanto lo que hombres y mujeres hacen, como el universo simbólico que a veces legitima la continuidad de sus atributos y el tipo de relación entre a1nbos. Pero ta1nbién, sehanañadido nuevos elementos: la incoporaciónde las variables de clase, etnía o edad. De esta tnanera, la diferencia entre lo femenino y lo masculino se entrelaza con las diferencias generacionales, de clasessociales y las distinciones étnicas. Junto a esas diferencias la historia de su constitución, así cotno el contexto en el cual se estructuran los géneros, adquieren gran impo1tancia. El recurso a la historia, en este enfoque, será crucial en el devela1niento de las continuidades y los cambios acaecidos en las relaciones de género. Podemos apreciar que esta forma de comprender a lo femenino y a lo masculino pondrá en escena las otras diferencias que constituyern a las personas, enriqueciendo así la noción de sujeto sustentada hasta entonces: De un sujeto percibido nada más que a partir de su género, 34
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