Palabra dicha: estudios sobre género, identidades, mestizaje

Esa presencia constante del lado no blanco debe ser leída en términos de que en cuestión de gestación y crecimiento del sujeto no hay opciones 4, puesto que la experiencia de su constitución está determinada por la existencia de ambos polos: el blanco y el no blanco, por tanto el mestizo encama esa cópula, y su devenir las consecuencias culturales de la misma. El problema es la devaluación del sitio no blanco en que su ser anidó, ese espacio fe1nenino indígena que cautivo en los avatares de la violencia fue cuerpo tomado y cuerpo abandonado; pero que en su desamparo abrigó, alimentó y nutrió de códigos al hijo mestizo. Doble sentimiento: rechazo y culpa, negación y valoración de esa silueta que envuelta en paños oscuros propició el crecimiento de sus huachos. Quizás esa ambiguedadque tiñió a lamadremapuche, y sin1bólicamente eldoblejuego de negación y absorción de todo lo que ella representaba como discurso cultural, trajo como corolario la necesidad de inventarse un origen menos proble1nático. Así, hasta hoy podemos rastrear el orgullo de sentirse descendientes de "no chilenos" y enarbolar como un precioso tesoro tenerun abuelo español,una abuela francesa, un bisabueloalen1án, italiano, yugoeslavo, etc. y si ese dato va acompañadode una piel no morena, mucho mejor. En el imaginariocolectivo es como si todos procedieramos de inmigrantes 5 • Esa "extranjería" espejea enotra migración, la que hacemos de lo 1naterno mapuche y arcaico a una zona en donde lo indígena ha sido reducido a "lo otro" (delo Uno blanco). Una vez relegada esa madre a la tierra exótica de las "sociedades prin1itivas•'6, se establecen las fronteras de nuestro propio extrañamiento. Si bien la palabra mestizo desapareció como categoría de definición social, la palabra indio permanece como indicador de una condición y como un estigma. Esto ilustra el gesto cultural que hemos descrito: al borrar del origen el lado no blanco (la madre mapuche), el mestizaje queda suspendido, por ello sólo es posible nombrar lo mapuche como una categoiía racial que diferencia por oposición a unos habitantes de otros. Desde la postura "blanca"".. .la identidades1nás bien una cuestiónde pw·eza (dela sangre), por tanto un estatus que no depende del sujeto, (en cambio) la sociedad mapuche desconoce esa pureza de sangre, no así la pureza cultural (reche), de allí que la identidad sea más bien una cuestión adquirida". 7 Pero, si se ecl ipsó la palabran1estizoel término "roto"pasó aabsorverel vacío dejado por ésta. Si bien " ...no hay nada de esencial en el roto, categoría que se desplaza, significante flotantc ...elmapacognitivo desplaza sus coordenadas haciaun ejeque nos re1nite casi siempre al "bajo pueblo"...EI roto " nace" con laRepública, no obstante su fuerza simbólica, su potencia, le viene dada porser la sustitución -temporal y espacial-del indio". 8 Sustitución que seproduce básicamenteen el lenguaje de la zona central, allí donde lo "indio" está representado y pervive en el mestizo. Este desplazamiento sugiere que nuestra cultura nombrará ahora, en un juego sutil, pero ce1tero, al mestizo (al pobre) co1no una fractura, un quiebre. 157

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