Palabra dicha: estudios sobre género, identidades, mestizaje

codiciados" por su posibilidad genésica y de placer. Me han interesado estas tesis puesto que ellas nos podrían permitir hacer una lectura de la relación entre los símbolos femeninos de la cultura mestiza latinoamericana y la violencia. En pritner lugar al sacralizar lo femenino materno en las figuras sincréticas de la Virgen, en sus diversas advocaciones: como Guadalupe, Copacabana, La Tirana, etc. , habría un sustrato sac1ificial que se evocaría permanentemente en ellas. Sin irmás lejos, la leyenda de La Tirana muestra cómo la mujer indígena es muerta (sacrificada, violentada) por amar a Vasco de Almeyda. Su111uerteesnecesa1ia paraque resu1jaunanueva vida, paraque se restaureun orden. Tal vez, este tipode lecturas podría posibilitarnos entender algunos de los correlatos histórico- culturales que se juegan en la violencia contra la mujer Girard apo1ta también otros elementos interesantes: por un lado que es preciso tener en cuenta que para que se reproduzca el sacrificio (la violencia) es necesario que la víctima se sienta culpable y que haya un sistema de representaciones que les entregue los 1uodelos del ser victima. Por ejemplo, lamuerte de las brujas durante gran partede laEdadMedia, estuvo fundada en la convicción de las víctimas de que eran culpables, que realtnente eran brujas. Por otro lado, casi siempre en los momentos de crisis se busca un chivo expiato1io que, con su sacrificio, permita restaurar los ordenes perdidos. Retomemos ahora Los datos que nos entregan las consultantes a los Cidem. En el caso de la alta proporción de 1nujeres solas, ya hemos dicho que ello no es un hecho nuevo en nuestra sociedad. La complejidad que observábamos encuanto a las relaciones de pareja,ya seapor sus tensiones y conflictos, ya sea por la violencia (de hecho y psicológica) nos muestra que algo no anda bien en muchos "núcleos familiares" chilenos. La pregunta que emerge a la luz de lo ya expuesto es si los fenómenos que surgende estos datos son nuevos o se trata de fenómenos de larga duración que se van rearticulando en las diversas coyunturas históricas. Por otro lado, está la inte1Togante en relación a los sustratos culturales que permiten que las situaciones de violenci.a contra las mujeres tengan vigencia ¿Cuáles son los mecanismos por lo cuáles las mujeres se constituyen y son constituídas en víctituas? ¿Cótno se concilia la valoración de lo fe1nenino-madre y su devaluación en las agresiones físicas y/o psicológicas? Quizás responder a esas preguntas nos ayudaría a dhimir otras cuestiones que se derivan de ellas, como por ejemplo la conceptualización que se hace de familia, jefa de hogar, matrimonio, pareja. Lo que sí salta a la vista, a través de los antecedentes del informe, es que las realidades que se viven no son captadas ni explicadas por esos términos. Sin duda, un seguimiento en el tiempo de las fichas de consultas -afinándolas c01no lo reco1niendan los autores de la siste1natización- podría arrojar valiosos datos del 1napa afectivo, relacional , 100

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