Hacia una historia del ambiente en América Latina: de las culturas aborígenes a la crisis ecológica actual

47 ecosistemas. Con la tendencia a la monoproducción, implantada por los españoles, los ecosistemas latinoamericano comenzaron a hacerse más frágiles. El aporte más significativo de los españoles a los ecosistemas latinoamericanos fue la introducción del caballo y del ganado vacuno, con lo cual aumentaron las posibilidades de aprovechamiento de la energía animal, que en nuestro continente era escasa, dada la casi inexistencia de animales de tiro para transporte y carga. En poco más de un siglo, las vacas, ovejas y caballos se multiplicaron por millones. Con la proliferación del ganado vacuno y con el consiguiente consumo de leche y queso, hubo un mejoramiento de la dieta, pero esto sólo fue en beneficio de un pequeño sector de la población. La mayoría, sobre todo los esclavos negros e indígenas, comían poca carne; basaban su dieta alimenticia en los productos naturales que le proporcionaba la economía de subsistencia de sus conucos y parcelas. La explotación ganadera se convirtió en un importante rubro de exportación, ocupando tierras que afectaron los ecosistemas. La concentración de la propiedad territorial reforzó la tendencia a la expoliación progresiva del ambiente. Los colonizadores arrebataron las tierras a los indígenas, afectando los pequeños subsistemas de producción agrícola que se habían desarrollado en la época precolombina. La gran extensión de la propiedad territorial es uno de los argumentos que se han dado para demostrar el carácter feudal de la colonización española. Este error proviene de identificar feudalismo con latifundio, haciendo abstracción del contenido concreto de cada uno y poniendo más énfasis en el aspecto formal –la extensión- que en el contenido: el régimen de producción y de cambio. De aceptarse ese criterio, resultaría difícil explicar en la actualidad la existencia de grandes haciendas modernas que no son feudales sino empresas explotadas en forma eminentemente capitalista. Latifundios han existido tanto en la sociedad esclavista oriental, griega y romana, como en el régimen feudal y capitalista. Lo básico del feudalismo no era sólo la extensión de las tierras del señorío sino la explotación de siervos en una pequeña producción agraria y artesanal, donde el trueque –y no la economía monetaria- constituía la base del escaso comercio. En cambio, el latifundio de la época colonial tuvo como objetivo principal la producción en gran escala de productos para la exportació n. 59 Al latifundio de las colonias hispanoamericanas no le interesaba el autoabastecimiento sino la producción para el mercado externo. Esto repercutió en los ecosistemas latinoamericanos, imponiendo el monocultivo de aquellos productos que eran la base de la economía de exportación, sin preocuparse de los desequilibrios ecológicos que comenzaron a generarse. La colonización española impuso formas de explotación de la energía humana, a través de la esclavitud y la servidumbre. El esclavo indígena y negro no sólo era una mercancía sino también un instrumento de producción empleado especialmente para extraer metales preciosos o trabajar en las plantaciones de cacao, azúcar, café, etc. Durante los dos primeros siglos de la colonia, la esclavitud fue para los colonizadores españoles el sistema más rentable de explotación del trabajo. El esclavo era una mercancía destinada a producir nuevas mercancías para el mercado mundial. El objetivo del colonizador era obtener el mayor provecho posible de esa mercancía, mediante la implantación de una jornada casi ilimitada de horas de trabajo. Otra forma de explotación de la energía humana fue la encomienda. Se ha argumentado que la relación entre el encomendero y el indio era feudal. Esta relación entre las clases es uno de los principales puntos de apoyo de aquellos que sostienen el carácter feudal de la colonización española. Nosotros hemos 59 Luis Vitale, Interpretación Marxista de la Historia de Chile , tomo II, Santiago, Ed. PLA, 1969, p.15- 16.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=