Hacia una historia del ambiente en América Latina: de las culturas aborígenes a la crisis ecológica actual

40 LAS SOCIEDADES HIDRAULICAS La importancia del agua, expresada en la generalización del regadío artificial, en las culturas maya, inca y azteca, nos permite calificar de sociedades hidráulicas a dichas formaciones sociales. Hace varias décadas Karl Wittfogel utilizó el término de “sociedad hidráulica” al analizar el antiguo Egipto, Mesopotamia, India, China y, en general, las llamadas civilizaciones de ríos. Ese tipo deformación social había sido denominado “modo de producción asiático” por Marx, en un borrador de 1857 que nunca quiso publicar hasta tanto pudiera profundizar el tema y demostrar las hipótesis fundamentales . 47 En el borrador preparado por Marx para servir de “preliminar” a su Crítica de la Economía Política, se mencionan varias sociedades de transición, bajo los nombres de “formas asiáticas”, “modo de producción antiguo”, “formas germánicas”. Estas caracterizaciones debieron haber sido provisorias; sus nombres (asiático, antiguo, germánico) no reflejan, como otras clasificaciones de Marx, relaciones de estructura social, sino denominaciones geográficas y étnicas. El “modo de producción asiático”, según algunos, o “sociedad hidráulica”, según otros, fue una de las numerosas sociedades de transición nacidas de la disgregación del comunitarismo “primitivo”. La característica general de estas sociedades residía en que ninguna de ellas había cortado el cordón umbilical con la propiedad comunal, aunque en su seno iba generándose la propiedad mueble y los embriones de Estado y de casta; con la aparición de un excedente de producción agrícola, surgía una división del trabajo y los primeros antagonismos entre el campo y la aldea ciudad, entre el artesanado naciente y los agricultores. Una minoría se apropiaba de cierta parte del excedente, el cual se reinvertía en funciones necesarias para el conjunto de la sociedad, obras de regadío, en particular. Un tipo de formación social similar a este “modo de producción asiático” o “sociedad hidráulica”, se dio en América Latina con el advenimiento de los imperios maya, inca y azteca. Allí también se generó una forma embrionaria de Estado, una burocracia encargada de la planificación y del control del regadío artificial, y una casta militar y sacerdotal, que impuso tributos especiales y prestaciones forzosas de trabajo a las tribus sometidas. Gran parte de la organización social estaba estructurada en torno al trabajo para el regadío artificial: construcción de terrazas, desecación de pantanos, canales y andenes para facilitar la circulación del agua destinada a la producción agraria. En la sociedad hidráulica todo el sistema, incluido el embrión de Estado, está en función de explotar al máximo las aguas fluviales para el regadío artificial. La planificación del regadío artificial permitió, en especial a las culturas maya, inca y azteca, aumentar el excedente económico, concepto que es propio solamente de la sociedad humana. Un ecosistema natural no produce excedente sino que su productividad está en relación indisoluble con el equilibrio y la autorregulación. La sociedad humana, a partir de los pueblos agroalfareros, comenzó a generar un excedente económico que se utilizaba para el intercambio comercial, se dejaba como reserva o se reinvertía dentro de la comunidad. La orientación compulsiva de la “burocracia del riego” –estrato dirigente de la sociedad hidráulica- de aumentar el excedente condujo a un inicio de alteración de los ecosistemas naturales. La cultura azteca y la incaica se diferencian en que la primera hizo uso del excedente de agua en un medio anegadizo y la segunda en un medio árido. Ambas sociedades conocían el sistema de abono, la rotación y selección de suelos, el tratamiento bioquímico de las semillas, la previsión meteorológica y prácticas alimentarias con conocimiento del poder nutritivo de las plantas y animales, que permitieron a los incas alcanzar una dieta per cápita de 2.420 calorías, muy superior a la de la mayoría de los actuales pueblos de América Latina. 47 Karl Kautsky lo editó en 1903 en la revista Die Neue Zeit. Hasta 1963 fueron traducidos al inglés y francés.

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