Hacia una historia del ambiente en América Latina: de las culturas aborígenes a la crisis ecológica actual

25 Los pueblos de la zona andina eran cazadores de guanacos, llamas, alpacas y otros animales. Los guanacos proporcionaban la piel para la vestimenta, los huesos para hacer instrumentos y la carne para alimentarse. Los pueblos de las costas latinoamericanas eran pescadores, mariscadores, recolectores de moluscos, crustáceos, etc. El estudio de estos pueblos ha podido llevarse a cabo gracias al hallazgo de conchales o montículos generados por la acumulación de conchas de moluscos. En las costas chilenas se han encontrado conchales de hasta cinco metros en Pisagua, formados a lo largo de los siglos. Allí se han encontrado armas, utensilios y otros restos materiales, cuya clasificación debe ser muy rigurosa ya que en un mismo conchal se hallan entremezclados restos de diferentes estadios culturales. La investigación de estos conchales –iniciada por Latcham, Uhle y fundamentalmente Augusto Capdeville (Taltal, 1914) y Junius Bird- muestra diversas etapas en la evolución de las “gentes pescadoras”, como los denominaba Uhle. Éstas constituyeron la cultura del anzuelo de concha: fabricaban utensilios como piedras rodadas por el agua y hacían anzuelos con conchas de choros. La recolección de conchas era la principal forma de subsistencia de los pueblos pescadores. En su dieta alimenticia combinaban mariscos y peces con productos vegetales. La existencia de recolectores de conchas en Venezuela se remonta a cerca de 4.000 años a.c. Utilizaban la piedra, la concha y el hueso para fabricar los artefactos que empleaban en sus técnicas de pesca. Más tarde, “se observa un desplazamiento cuantitativo de la piedra y el hueso por la concha como materia prima, modificación sugerida probablemente por el desarrollo de nuevas necesidades tecnológicas”. 15 H acia el año 1.000 a.c. los pescadores de las actuales costas venezolanas tenían una importante organización social para la caza marina, hecho que se ha detectado por la presencia, para esa época, de huesos de mamíferos marinos, como de tortugas de mar. Los pueblos recolectores, pescadores y cazadores no clareaban selvas aún, no contaminaban el agua, no talaban ni quemaban masivamente plantas. Su existencia estaba integrada al ecosistema, adaptándose a su proceso natural. No afectaban la biomasa vegetal. La caza no conducía al exterminio de las especies. La recolección de frutos y vegetales no provocaba desequilibrios ecológicos. Estos pueblos consumían mucho menos de lo que podían obtener de la naturaleza. Según un articulista de The Ecologist , “en las sociedades cazadoras sobrevivientes, tales como los Bushmen de los Kalahari, uno puede presumir que probablemente consumían menos de un tercio de los recursos de 15 M. Sanoja e I. Vargas, op. cit ., p. 37

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