Hacia una historia del ambiente en América Latina: de las culturas aborígenes a la crisis ecológica actual

10 Más adelante, el mismo autor señala que “no sólo modificamos el ambiente por la acción humana manifestada en la ciencia y la tecnología –mediante transformaciones físicas de la tierra para propósitos económicos-, sino que todas las instituciones sociales juegan su parte en orientar la dirección, el fin y el propósito que guían tales transacciones ambientales”.(9) La relación hombre-naturaleza ha sido analizada con un criterio dicotómico, bajo la concepción del dualismo estructural, como si el hombre estuviera fuera del ambiente. Rapaport manifiesta: ”el ambiente no es algo ´de ahí afuera´actuando sobre el hombre, sino que él y el hombre forman un sistema complejo interactuante, involucrando la percepción de aquel ambiente por el hombre. Se está haciendo crecientemente claro que la relación del hombre y su ambiente físico es compleja, multifacéticas y multiestratificada; que el vínculo de variables o estímulos aislados con respuestas específicas difícilmente resultarán… El resultado es que no podemos considerar la relación hombre-ambiente como un simple modo de respuesta a estímulos, dado que el hombre persiste en atribuir significación simbólica al medio ambiente… La relación entre estímulo y respuesta está mediada por la representación organizada del ambiente mediante símbolos y esquemas”.(10) De los factores ambientales, el menos estudiado por la ecología tradicional es el sociocultural. La mayoría de los ecólogos ha soslayado el análisis de la sociedad global humana, como si ésta no formara parte de los ecosistemas. (9) Ibid. (10) Amos Rappaport, Algunos aspectos de la organización del espacio urbano, trad. del Dep. de Acondicionamiento Ambiental de la Facultad de Arquitectura de la UCV, 1972.

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