Cosmografia o descripcion del universo
1 -íl- na<la, no en el lugar vercla<loro de la cstJ·ella, como s11ccclcria si los rayos no hubiesen sufritlo infl¡,xion alguna, sino en un punto ele la esfera celeste, situado n1as a1Tiba que la estrella. Por consi- guiente ven10s _la estr.clh~, no en su lugar verda dero, sino en otro nrns cercano al zenit. Si nos figuramos nn plano vertical OSC, quo pasa por un ob- jeto celeste, por el ojo ob8()r...-aclor i por el ceutro de la Tien-a, este ol~jeto en Yirtutl de la refraccion se acercará al zenit ; pero siu salir ele aquel plano; o. lo 1nénos en circtmstancias ordinarias. La rcfraccion no altera pues la posicion de los objetos, sino relatiYª"- 1ncnte a su altura angular sobre el ]1orizontc. En el zr,nit es nula; crece con ia. distancia angular ele los objetos al zenit; i el incrc>- mcnto es 1nas rápido cuanto n1as se avecinan al horizonte', donde lJega a su 111áximo, que es una cantidaü algo ntas grande que el diámetro aparente del ,;()J o la luna. A sí, cuando vemos qne uno do estos astros toca por su borde inferior al horizonte, todo su <li:,;co está en realidad rl(•h~jo, y ia convexidad de la T ierra no nos dejaría verlo a no ser por la ref,acciou. De lo <li cho se sigue que cuando vemos un objeto celeste qu<' no e.stá en el zenit, es ncceRario deducir <le s 11 altura npareute el efec- to de lu. refraccion., para saber donde está reahnente. J lácese esa deduccion por medio de tablas que los astróno1uos !Jan constrnitlo al intento. Otro efecto de la refraccion es desfigurar las fonnas y proporcio- nes de los objetos que se ven a poca di::,tancia clcl horiionle. E l sol, por ejemplo, que a una altura considerable parece redondo, cerca dd hori1.onte parece de una figura oyaJada, en que el diámet ro verti- cal es menor que el horizontal, i el borde superior méno:s cha- to que d inferiol'. lil sol i la luna nos parecen tambien de mayor volúmen, i se nos figura que las constelaciones se estienclen sobre n1as ancho espacio, cuando estan 1uui cerca del horizonle (t'); pero (e) Esta ap1·cnsíon nuestra es part icultnmente diuna <le notarse r es- pecto do Jn luna, cuyo diiimetro aparente, medido"' con exactitud, e;;; 1;1ayor en el zenit qué en el horizonte, por estar allí n m<:nos distancia etc nosotros.
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