DESASTRES ASOCIADOS AL CLIMA
EN LA AGRICULTURA Y MEDIO RURAL EN CHILE
2009
DESASTRES ASOCIADOS AL CLIMA
EN LA AGRICULTURA Y MEDIO RURAL EN CHILE
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quinientas mil cabezas de ganado caprino que poseían”. Se estimó que los pequeños comuneros
perdieron ese año catorce mil hectáreas de cebada y trigo y ciento cincuenta mil animales de
las quinientas mil cabezas de ganado caprino que poseían. Las autoridades declararon ‘Zona de
Emergencia’al Norte Chico. En Valparaíso y Aconcagua, el río del mismo nombre llevaba un caudal
mínimo, lo que se tradujo en falta de agua en los pozos de riego y para consumo. Hubo pérdidas en
el cultivo de chirimoyas, paltas y hortalizas. Hubo problemas sanitarios en el interior de la Provincia
de Valparaíso por unas cuarenta mil viviendas sin disposición de excretas, las que iban a acequias
y canales de regadío, contaminando el agua de regadío (Urrutia y Lanza, 1993). Entre Atacama y
Coquimbo, las pérdidas superaban los diez millones de escudos (Donoso
et al.
, 1999).
1967,
Norte Chico y Zona Central
“
La falta de agua en julio de 1967 significó problemas con las siembras de raps en la zona central
y retraso en la germinación de los cereales [...] se estimaron pérdidas del treinta por ciento en la
producción de apios, del veintisiete por ciento en las lechugas, del veintitrés por ciento en ajos,
del tres por ciento en arvejas y del noventa por ciento en coliflores. El Gobierno declaró ‘Zona de
Emergencia’de Coquimbo a Colchagua, disponiendo normas de resguardo para los productores y
defensa para los consumidores, interviniendo las vegas; decretando precios oficiales para determi-
nados productos y estableciendo vedas de vacunos”(Urrutia y Lanza, 1993).
1968 – 1969,
Provincias de Atacama a Llanquihue
La falta de agua afectó prácticamente a todos los rubros del quehacer nacional: el agro, ganadería,
electricidad, alimentación, industria y minería. En 1968 no hubo precipitaciones en forma de lluvia
ni de nieve. Las pérdidas entre Copiapó, donde el déficit alcanzó al cien por ciento, y Llanquihue,
fueron cuantiosas (Urrutia y Lanza, 1993). Las provincias más afectadas fueron Coquimbo, Acon-
cagua, Valparaíso, Santiago, O’Higgins, Colchagua, Curicó, Talca, Maule y Ñuble (Urrutia y Lanza,
1993;
Toro, 1971). “Se calculó que en el sector agrícola propiamente tal, las pérdidas significaron
que hubo un millón diez mil quintales métricos menos de papas; doscientos ochenta mil quintales
métricos menos de arroz; setecientos setenta y dos mil setecientos cincuenta quintales métricos
menos de maíz; además de menos frijoles, curagüilla, maravilla, remolacha, tabaco, heno, alfalfa
y pastos, hasta los árboles frutales y los viñedos produjeron menos frutas y menos uva” (Urrutia y
Lanza, 1993). A julio de 1968 la prensa registraba unas 130.000 hectáreas de trigo, avena, cebada,
papas y hortalizas perdidas, dejando una pérdida en productos agrícolas por 505 millones de escu-
dos, además de los más de 50 millones de escudos necesarios para importar alimentos (Donoso
et
al.
, 1999).
Doce mil hectáreas de forestales no pudieron plantarse por la falta de agua (Toro, 1971),
lo que Donoso
et al.
(1999)
contabilizan como 150 millones de árboles sin plantar, con pérdidas de
más de 120.000 hectáreas de plantaciones forestales y más de 250 árboles en peligro por la falta de
agua. En la ganadería se estimó la pérdida de cien mil vacunos y un millón de ovinos por falta de
pastos, la población ganadera perdió ciento ochenta millones de kilos; los ovinos sobrevivientes
perdieron cuarenta y tres millones de kilos, además una disminución de dos mil cien toneladas de
lana y noventa y ocho millones de litros en la producción lechera. “Se estimó que cuatrocientos
veintinueve mil ciento catorce trabajadores y pequeños propietarios agrícolas quedaron cesantes,
los que con sus grupos familiares alcanzaban a un millón seiscientas mil personas”. Agricultores
de secano y criadores de cabras no tenían agua ni para beber. “El déficit de agua de superficie en
ríos, lagos y lagunas fue del ochenta por ciento en la ‘zona de crisis’, comprendida entre Valparaíso,
Aconcagua y Santiago [...] En las aguas subterráneas también se produjo un notorio descenso, es-
timándose entre dos y trece metros, en Santiago. Los principales embalses quedaron casi secos [...]
El déficit de energía eléctrica fue de doscientos millones de kilowatts en las plantas hidroeléctricas
de ENDESA”(Urrutia y Lanza, 1993). Las reservas de nieve en la cordillera son nulas, ya que no nevó
este año, siendo un problema especialmente grave para el Norte Chico y la Zona Central de Chile,
que dependen de esta fuente para obtener agua en los meses de primavera y verano (Toro, 1971).
La sequía afectó también a la industria papelera, tabaquera, tintorera, textil, la de elaboración de
alimentos, la conservera, al cobre y a todas las industrias extractivas o manufactureras que utili-
zaban electricidad y agua (Urrutia y Lanza, 1993). Específicamente en la V Región, la sequía causó
mucho daño en la agricultura. En septiembre de dicho año, los problemas eran los siguientes: los
cultivos de trigo del sector cercano a la costa y contrafuertes de la cordillera de los Andes que