Repensando la regulación de las aguas: crisis socioambiental y proceso constituyente

664 ROBERT CURRIE RÍOS - ROCÍO VERA JARA Págs. 655 - 686 C apítulo V: C ontaminación de las aguas 22.3. El rol de la participación ciudadana en la elaboración de las NSCA Lo expuesto en los párrafos anteriores deja de manifiesto la importancia de las NSCApara proteger y resguardar la calidad de las aguas y los ecosis- temas que ellas sustentan. Asimismo, muestra su incidencia en otros IGA y en las exigencias específicas que se impondrán a los regulados y a las fuen- tes presentes en la zona a normar. En consecuencia, el legislador, mediante el artículo 32 de la Ley Nº 19.300 derivó la regulación pormenorizada del proceso de elaboración de las NSCA a un reglamento. El Reglamento de Normas considera las etapas de análisis técnico y económico, desarrollo de estudios científicos, consultas a organismos competentes, públicos y priva- dos, análisis de las observaciones formuladas y una adecuada publicidad. Además, indica los plazos, las formalidades y los criterios para la revisión de aquellas normas que se encuentren vigentes. Conforme a la Ley Nº 19.300, el MMA es el principal organismo res- ponsable en la materia y, por tanto, le corresponde coordinar el proceso de generación de las normas de calidad ambiental, interpretarlas adminis- trativamente, así como uniformar los criterios en su aplicación, aclarando el sentido y alcance de estas. Además, los actos administrativos que sean dictados por los ministerios o servicios para la ejecución o implementación de normas de calidad deberán contar siempre con el informe previo del MMA. En este contexto, resulta de trascendental importancia el involucra- miento de los organismos de la Administración del Estado, así como de la ciudadanía. Los regulados en general, y la sociedad civil en particular, tienen la posibilidad de participar e incidir en el diseño normativo, siendo fundamental la utilización de las instancias destinadas para dichos efectos. No cabe duda que “la participación ciudadana es una forma necesaria y conveniente de tratar los asuntos ambientales, toda vez que éstos incor- poran inherentemente elementos de conflictividad que colisionan con los diversos intereses involucrados” 11 . Afortunadamente han aumentado sostenidamente los niveles de partici- pación en estos procesos, pero aún se requiere un involucramiento mucho más activo de la ciudadanía. Resulta imprescindible contar con su cola- 11 C osta y F uentes (2011), p. 105.

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