Repensando la regulación de las aguas: crisis socioambiental y proceso constituyente
597 20. ESTRÉS HÍDRICO Y DERECHOS FUNDAMENTALES... Págs. 573 - 620 C apítulo IV: P rotección de los cuerpos de aguas y desafíos del cambio climático sitúa en la órbita de lo que hemos denominado como estrés hídrico. En particular, se suele señalar que cerca del 80 % del agua se vierte en el mar, lo que no es del todo acucioso, puesto que no considera el uso estacional de ciertos DAA otorgados, pero sí da cuenta de una muy probable subuti- lización de los recursos existentes. Las preguntas que surgen entonces son: ¿existen posibilidades de aprovechar mejor el recurso hídrico en sus dis- tintos destinos, promoviendo iniciativas públicas o privadas que permitan aumentar la eficiencia en su uso y redistribuir de mejor manera el recurso disponible?, y, por otro lado, ¿existe un sistema de protección de nuestra escasa pero esencial infraestructura hídrica? Es interesante constatar cómo otros países han resuelto su escasez re- lativa de agua con el desarrollo de infraestructura adecuada. Un caso em- blemático es el de Singapur, que ilustra muy claramente que la escasez de agua es una condición relativa y superable, que guarda relación básicamen- te con la capacidad económica. Este país, conformado por varias islas, no cuenta con agua dulce, pero ha logrado satisfacer sus necesidades por la vía de construir acueductos para importar agua desde Malasia, embalses que le permiten aprovechar el agua acumulada de las precipitaciones y el desarrollo de plantas de desalinización de agua de mar. Esta inversión en infraestructura ha evitado que su supuesta debilidad o carencia de agua se traduzca en un impedimento al desarrollo y progreso del país. También hay otros casos interesantes de analizar para constatar la im- portancia de la inversión pública y privada, para dar una solución real a la escasez de recursos hídricos, ya sea por la limitación de oferta o los mayores requerimientos de demanda. Los casos de Israel y Perú ilustran, respectivamente, muy bien ambas situaciones. El caso de Israel es paradigmático, por cuanto su eficiencia en el uso del agua constituye un caso ejemplar. Israel está compuesto en un 93 % por tierras secas, y pese a que sufre de una permanente escasez de agua, ha logrado aumentar en un 1.600 % el valor producido de su agricultura local durante los últimos 65 años. Para esto, se ha basado principalmente en dos ejes: una aplicación extensiva del riego por goteo y un compromiso con el desarrollo de fuentes hídricas alternativas. Se estima que la disponibilidad natural de agua per cápita israelí está entre 150 y 190 m 3 , muy por debajo del nivel de presión hídrica severa (500 m 3 ). Utilizando fuentes no conven- cionales han podido aumentar esta cantidad a 260-310 m 3 por habitante. Las principales estrategias de este país se han basado en el transporte de
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