Repensando la regulación de las aguas: crisis socioambiental y proceso constituyente

274 GUSTAVO ABRIGO CORNEJO - RODRIGO FUSTER GÓMEZ Págs. 247 - 280 C apítulo II: G estión y gobernanza de las aguas formación han sido promovidas por este, el impacto de su intervención es aún insuficiente, reflejándose en la existencia solo de un 10 % del total de CAS que deberían encontrarse organizadas en el país. Lo anterior, aunque desalentador, es compartido por diferentes entrevis- tados; sin embargo, para Gerente 3, la razón detrás del bajo números CAS organizadas es que “el Estado no ha invertido suficiente en las CAS con respecto a lo hecho en las organizaciones superficiales”. Esto es ratificado por R. Público 2, al mencionar que, “si se hace un análisis, las mejores OU superficiales son las que han tenido programas de fortalecimiento desde hace 10 años, por tanto, lo que falta en materia de CAS es que se inviertan más recursos”, reconociendo, desde el Estado, que estas organizaciones hacen un aporte al bien común. El escenario descrito muestra la necesidad de enfocar el trabajo del Es- tado en la elaboración de programas a largo plazo en materia de organiza- ción y funcionamiento de CAS. 10.8. Conclusiones Si bien este trabajo se ha centrado en el funcionamiento de las co- munidades de aguas subterráneas, se reconoce como desafío previo la organización o formalización de estas, a fin de minimizar la brecha de comunidades que deberían existir, considerando el alto número de secto- res hidrogeológicos con problemas de sobreexplotación. Junto con ello, la generación de una visión colectiva del acuífero permitirá su implementa- ción desde una posición ventajosa desde la perspectiva de la implementa- ción de las medidas que se deben tomar en materia de gestión de las aguas subterráneas. La “CASUB de Copiapó” es la principal experiencia con la que cuenta el país en funcionamiento de las comunidades de aguas subterráneas, y refleja un ejemplo de los resultados iniciales que se pueden alcanzar. Esto ratifica que los usuarios organizados, reglamentados y autogestionados pueden modificar el estado crítico en el que se encuentra un acuífero so- breexplotado. Lo anterior es posible siempre y cuando exista un ambiente favorable en la comunidad, principalmente dado por la voluntad y dispo- sición de sus integrantes a participar de la organización y cumplir con los deberes que esta conlleva.

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