Repensando la regulación de las aguas: crisis socioambiental y proceso constituyente

242 SENEAD EVA BARRERA TRABOL Págs. 219 - 246 C apítulo II: G estión y gobernanza de las aguas de agua (superficial y subterránea) para actividades productivas o de consumo humano, la gestión hídrica reactiva e incipiente, entre otros; lo que sumados a las variaciones estacionales y de largo plazo del clima –principalmente dis- minución de cantidad y régimen de precipitaciones– y al cambio climático mundial, se ha alterado sustancialmente la capacidad de retención del recurso agua en todo el Archipiélago” 64 . La escasez impacta en la vida rural insular generando desabastecimien- to y disminución de los modos productivos de los habitantes de la isla. No pueden ignorarse o pasarse por alto las formas de vida de los consumidores del agua en estas zonas. Si se habla de una gobernanza del agua, debe in- cluirse la gestión referida a los ecosistemas para considerar que existe un buen gobierno del agua 65 . La lógica normativa verticalista, top-down o centralizada de la Ley de Servicios Sanitarios Rurales queda de manifiesto en referencia a la gober- nanza del agua, y el tipo gestión que impone, principalmente porque ignora las tensiones sociales que el modelo actual genera entre los miembros de la comunidad del mar interior de Chiloé 66 , la solución homogeniza las realidades de territorios para imponer un modelo de gestión administrativo y financiero a las comunidades en clave de “empresa b” o empresa social, ignorando que las comunidades cuentan con capacidades de otro tipo ya instaladas 67 , y a partir de las cuales se pueden construir e inclusive apren- der de formas participativas alternativas en referencia a la administración y gobierno del agua, pero que son desarticuladas o censuradas por medio de la forma rígida de participación que mandata la norma y operacionaliza un programa que preparar su implementación. Bajo el actual y el nuevo modelo de gobernanza del agua no se logra integrar la diversidad de formas productivas de la agricultura y ganadería de subsistencia a las que responden las conductas que podrían considerarse como “malas prácticas” en cuanto a los usos de sistema de APR. En efecto, cuando derivada de la escasez estacional y la falta de lluvias, los habitantes dan de beber agua a su ganado o utilizándolo para el riego de hortalizas, estresando al sistema de APR, y al mismo tiempo la normativa impone un 64 V illarroel (2018), p. 11. 65 V illarroel (2018), p. 29. 66 T her et al. (2018), p. 20. 67 T her et al . (2018), p. 11.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=