Repensando la regulación de las aguas: crisis socioambiental y proceso constituyente

206 CATALINAVALENZUELA ROA Págs. 189 - 218 C apítulo II: G estión y gobernanza de las aguas nes y divisiones internas, frente a lo que comentan que si “colapsa la Aso- ciación de Regantes, de cualquiera de los dos r í os, colapsa San Pedro, eso te lo doy firmado y pintado. Y eso es lo que al gobierno le conviene” (E3). Plantean además una superposición de leyes y contradicciones entre las políticas que emanan de uno y otro ministerio. Así, por ejemplo, mien- tras la DGA advierte sobre el desbalance hídrico en el salar, “el Minis- terio de Miner í a van en pro de aprobar proyectos. Entonces, no hay una consecuencia ni una coherencia respecto a las pol í ticas que emanan por parte del Estado” (E8). En este aspecto, entra en juego el Proyecto de Ley Marco de Cambio Climático (PLMCC) ante el cual las comunidades sostienen: “Una ley como la que están pensando ahora en el gobierno, si no considera el agua, sino considera una modificación del CdA no va a ser buena, porque se enfoca solo en los GEI, pero deja fuera todo lo demás […]. El litio y la minería necesitan agua, entonces si no se complementa con una modificación a la ley del agua y la Constitución, no es mucho lo que se puede hacer” (E1). Es relevante destacar la desesperanza en los relatos, pues se menciona que “hemos hecho informes, hemos reclamado, hemos demandado, pero esto tiene que ver también con otros poderes. Creemos que hoy día hay un territorio que está afectado y nosotros no queremos que el día de ma- ñana seamos una ‘zona de sacrificio’” (E8). La desesperanza y desigual- dad de poderes en la toma de decisiones han conllevado a que el principal mecanismo de las comunidades sea la judicialización de estos conflictos, llegando a instancias como la Corte Suprema y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La gobernanza en la práctica se ve tensionada por dos maneras de pensar la gestión del agua, una con mayor peso que la otra. Sin embargo, que prevalezcan las Asociaciones, “nuestras asociaciones de agricultores demuestran un poco que la administración local bien hecha puede cubrir gran parte de los problemas que se tienen hoy en día. Y el Código de Aguas no hace más que hacerle la pega más difícil” (E8). En esta línea es importante considerar las alternativas que los saberes prácticos de gestión comunitaria ofrecen. Una alternativa que las mismas comunidades proponen es pensar las innovaciones tecnológicas de manera contextual e incorporando la cultura local. Asimismo, se enfatiza que “se necesita mejor coordinación e innovación tecnológica” (E1). Se menciona también que “a nivel país nos falta una cultura hídrica y nos falta realmente una gestión adecuada del recurso hídrico” (E1). Ligado a esto y a la falta de

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