Políticas de la herencia

viii Políticas de la Herencia sin darnos cuenta, iba tejiendo esa herencia que Daniel nos invitaba a problematizar. La propuesta de asumir a la herencia como una ac- ción y no como un producto que unidireccionalmente es transmitido de una generación a otra, nos permite comprenderla como una dialogía entre generaciones. En este sentido, la herencia no pertenece ni es propiedad de unas/os o de otras/os, sino más bien de todas/os y de ninguna/o a la vez. Por tanto, de una u otra manera, nos implica e interpela ética y políticamente. ¿Qué y cómo recordamos lo acontecido?, ¿qué y cómo lo que recordamos nos interroga nuestro presente y nos pro- yecta al futuro? Desde esta óptica, la configuración de la herencia nunca es definitiva ni acabada, sino al contrario, está sujeta a interrogaciones, tensiones, conflictos, luchas, y con ello transformaciones. La herencia como acción y tarea ético-política, nos desafía a atenderla, escudriñarla y disputarla desde las acciones más evidentes, como aquellas más obvias y desapercibidas, pues “no hay de- cisión sin herencia (…) como tampoco hay herencia sin apropiación o expropiación, sin decisión política, sin hegemonía” (Martinez de la Escalera, 2007, p.50). Daniel, en estas páginas, nos invita a ello.

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