Políticas de la herencia
2 Políticas de la Herencia La idea de que los hombres y las mujeres hacen su propia historia en condiciones que les son impuestas, es decir, en circunstancias que no eligen puesto que les son transmitidas por las generaciones del pasado, expresa con claridad el carácter paradójico, incluso contradictorio, de lo que llamamos “herencia”. Lo que Marx nos dice, en pocas palabras, es que para poder hacer una historia que nos pertenezca , una historia que sea nuestra historia, hay que contar desde el comienzo con una historia impropia , con un pasado que nos precede y nos excede. En aquello que nos resulta lo más propio, en el corazón de la actualidad a la que pertenecemos, se aloja lo más impropio, lo otro, los otros, aquellos y aquellas que nos recuerdan desde un tiempo inactual que las generaciones vivas están en deuda con las generaciones muertas. Las generaciones vivas experimentan como una contrariedad el peso de la herencia, esto es, el conjunto de tradiciones legadas por las generaciones muertas. Si hay pesadilla, si hay opresión sobre nuestros ce- rebros, es justamente porque el pasado –lo sabemos bien– no puede ser conjurado de una vez y para siempre. No hay duelo posible del pasado. Si pudiéramos como sociedad hacer un trabajo de duelo exitoso de nuestros muertos, de nuestras muertas, entonces el presente y el porvenir ya no tendrían sentido porque ni siquiera sabríamos quiénes somos, de dónde venimos y hacia
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