Nueva educación pública: evidencia para los desafíos de futuro

48 Conclusiones El presente análisis ha buscado caracterizar el sistema de educación pública en Chile desde una perspectiva comparada, destacando tanto sus particularidades como sus similitudes con modelos internacionales. Se ha evidenciado que la descentralización en el país ha operado más como un proceso de "desconcentración", en el que la dinámica de oferta y demanda educativa siguen estando fuertemente ancladas a dinámicas de mercado a través del sistema de subvenciones ( voucher) , la elecci n de colegio ( school choice ) y una entrada y salida de proveedores educativos que prácticamente no tiene restricciones. Estos han sido factores determinantes en la disminución de la matrícula en el sector público, pasando de más del 80% en décadas pasadas a menos de un tercio en la actualidad. En este sentido, el sistema de educación pública en Chile representa una anomalía en el contexto internacional, ya que las lógicas de mercado han operado en su gestión educativa con una profundidad y duración que hacen de Chile un caso único en el contexto internacional. En este sentido, la reforma actual si bien representa sin duda un cambio muy importante en el sistema en términos de su propia trayectoria, al situarse en una perspectiva global, puede interpretarse más como un proceso de normalización que como una transformación estructural. Aunque se han implementado cambios relevantes, como la creaci n de los Servicios Locales de Educaci n Pública (SLEP), estos no alteran de manera sustantiva el modelo de financiamiento ni los principios fundamentales de competencia y autonomía escolar que han caracterizado al sistema educativo chileno. En efecto, el sistema escolar y la educación pública presentan un alto grado de heterogeneidad en el tipo de proveedores presentes y las características de la población que se atiende. Estos factores hacer que la gobernanza sea un problema muy claro y extendido. Más allá de esta normalización, lo que resulta relevante en este caso, es que los mecanismos de gobernanza del sistema no han cambiado en lo sustantivo, y la subvención escolar junto a todos los factores asociados -libre elección, competencia, y financiamiento- siguen articulando el funcionamiento del sistema. Ligado a lo anterior, es importante dar cuenta de la heterogeneidad territorial inherente al sistema de educación pública en Chile. Esto representa un desafío relevante, que se ve acrecentado en la medida que su dinámica aparece asociada a las ya mencionadas dinámicas de mercado y a la situación demográfica en cada zona del país. La educación rural, por ejemplo, representa un escenario excepcional, en la medida que la provisión privada aparece prácticamente ausente. A pesar de estos avances, persisten desafíos fundamentales que deben abordarse para lograr una educación pública más equitativa y de calidad. Entre los aspectos prioritarios a considerar se encuentran: Ambigüedad institucional y coordinación vertical: La coexistencia entre DEP y SLEP ha generado zonas grises respecto de sus roles, márgenes de autonomía y mecanismos de coordinación. La DEP combina funciones de soporte, fiscalización y planificación, mientras que los SLEP son responsables de ejecutar pero también de adaptar a contextos locales. Esta tensión puede derivar en desajustes en la toma de decisiones, duplicidad de funciones o vacíos de responsabilidad ante crisis operativas o pedagógicas. Revisión del modelo de financiamiento: Es crucial avanzar hacia un sistema que distribuya los recursos de manera equitativa, priorizando a los estudiantes más vulnerables y reduciendo la dependencia del financiamiento basado en la asistencia escolar. Fortalecimiento de la formación docente: La mejora de la calidad educativa pasa necesariamente por el desarrollo profesional de los docentes. Es imperativo implementar programas de capacitación continua y mejorar las condiciones laborales para atraer y retener talento en el sector público. Autonomía con regulación efectiva: Si bien la descentralizaciónes claveparamejorar lagestióneducativa, debe ir acompañada de mecanismos de supervisi n y regulación que garanticen estándares de calidad y equidad en todas las regiones. Participación de la comunidad educativa: La reforma debe incluir instancias de diálogo y participación activa de docentes, apoderados y estudiantes para asegurar que las políticas respondan a las necesidades reales de las comunidades escolares.

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