Nueva educación pública: evidencia para los desafíos de futuro

Capítulo 21: Considerar las evidencias para proyectar el futuro: una oportunidad de mejora sistémica para evitar que la NEP sea un caso de desarrollo rustrado. 423 la corresponsabilidad por sobre la desconfianza. Si los SLEP no logran insertarse en el territorio con pertinencia, corren el riesgo de ser vistos tempranamente como estructuras distantes y burocráticas deslegitimando su quehacer, algo que será muy difícil revertir. La centralidad de las decisiones tiene el riesgo de imponer culturas organizacionales ajenas a las realidades locales, más aún cuando una de la tareas culturalmente más relevantes y estratégicas que tienen los SLEP es crear una nueva relación entre comunidades educativas que antes estaban gestionadas por dos, tres o más municipios. Los SLEP deben generar un nuevo vínculo de confianza dado el vacío simbólico que significa el cambio de gestor local. Sin embargo, la excesiva centralizaci n puede limitar la apropiaci n del SLEP como gestor y líder del cambio a la nueva educaci n pública. Por su parte, desde el punto de vista de la articulación institucional, la implementación de la NEP ha generado -dado una falta de definiciones previas- zonas grises en la delimitación de funciones, superposiciones entre los SLEP y otros organismos del Sistema de Aseguramiento de la Calidad (SAC), como las Direcciones Provinciales de Educación (DEPROV), debilitando la coherencia del sistema. Este nudo crítico, persistente, presenta el riesgo de una sobre- intervención de las escuelas y confusiones a propósito de aproximaciones y estrategias diferentes para cumplir objetivos institucionales y de aprendizajes, dejando a las escuelas sin claridad sobre qué lineamientos priorizar. De hecho, la evidencia presentada en el libro da cuenta de una excesiva burocracia y una alta carga administrativa, identificando este fenómeno como un "meta-obstáculo" que trasciende ámbitos específicos y que afecta estructuralmente los procesos de mejoramiento y el mejoramiento general de condiciones para los procesos pedag gicos y el liderazgo. Lo anterior también tiene su reflejo en las asignaciones de responsabilidades. De hecho, la falta de delimitación de funciones afecta la asignación de responsabilidades al momento de la rendici n de cuentas. Siendo un diseño sistémico, también hay ausencia de corresponsabilidades ya que no se dispone de mecanismos de responsabilización o rendición de cuentas compartidas que describan el trabajo conjunto y una descripción detallada del aporte de cada parte (DEP, SLEP, escuelas), lo que requiere la comprensión de una visión más compleja y articulada de dichas funciones y responsabilidades. Para seguir perfeccionando el sistema la evidencia apunta a dos iniciativas prioritarias en este ámbito que es necesario concretar, por una parte, delimitar con claridad las funciones y competencias entre SLEP, DEP, DEPROV, a través de la articulación intersectorial para abordar la reforma como política de Estado y, urgentemente, reducir la carga administrativa de los directores para liberar tiempo para el liderazgo pedagógico. En este último tema, los SLEP, como entes intermedios, tienen un rol muy influyente a nivel de sistema que debiesen activar más decididamente. Lo que nos plantean los estudios presentados en el libro es que el diseño de la NEP deberá buscar equilibrar una conducción centralizada y una gestión descentralizada y profesionalizada, lo que representa una normalización respecto a las tendencias internacionales. Un proceso de descentralización no es simplemente una transferencia de responsabilidades, sino un modelo de gobernanza equilibrado, que combina autonomía local con supervisión estratégica. Lo que nos dice la evidencia es que las reformas educativas modernas pueden promover modelos de gestión basados en la autonomía local, fomentando el liderazgo y la toma de decisiones descentralizada. Clave 2. Financiamiento. La NEP nace con una incoherencia estructural, dado que no modificó el sistema de financiamiento vía subvención (voucher), manteniendo criterios de mercado que tensionan el cumplimiento de los principios de la educaci n pública. El caso chileno ha presentado suficiente evidencia que el financiamiento a la demanda generó segregación y precarizaci n en la educaci n pública, reconociendo muy tardíamente los contextos socioecon micos y la vulnerabilidad, a través de buscar perfeccionar el modelo a través de otros mecanismos complementarios, como la Ley SEP. Por su parte los procesos de traspaso de gestión de los municipios a los SLEP han dejado también en evidencia graves déficits de infraestructura y sobredotación de personal. La reforma se ha instalado con un soporte financiero insuficiente, concentrando el gasto en funcionamiento y personal y contando con escasos recursos para inversión e infraestructura. Asimismo, la evidencia proyecta un déficit financiero crónico y desigual: el gasto de la NEP es de menor incidencia en el presupuesto ministerial (apenas 2% a 3%). Los estudios presentados indican que esta insuficiencia financiera debilita a los SLEP en su capacidad de asumir problemas heredados como los déficits de infraestructura.

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