Nueva educación pública: evidencia para los desafíos de futuro

Capítulo 21: Considerar las evidencias para proyectar el futuro: una oportunidad de mejora sistémica para evitar que la NEP sea un caso de desarrollo rustrado. 421 requiere, invirtiendo el esfuerzo, más bien, hacia cumplir los requerimientos del nivel central. Este fenómeno es definido en el trabajo de Alejandra Grebe y Nicolás Ibarra como fragmentación institucional, cuyo efecto es disminuir las posibilidades de que la expectativa de la NEP de fortalecer su operación en una lógica de red y priorizando la pertinencia de la intervención, pueda tener protagonismo. Otro problema de articulación interinstitucional que afecta en esta dificultad es la relación entre la NEP y los municipios, tal como indica el capítulo de Xavier Vanni y colegas, en que se explica la manera en que los problemas producidos durante las etapas de preparaci n y traspaso de la administraci n a los SLEP están costando muy caro a la reforma. Las percepciones de un actor relevante en la NEP, los equipos directivos, por su parte, muestran un amplio acuerdo respecto de esta dificultad. El capítulo de Muñoz, Weinstein y Álvarez, así como el de Albornoz, Carrasco y de la Vega evidencian cómo la sobrecarga administrativa no debe entenderse únicamente como una alta cantidad de tiempo para la realización de tareas exigidas desde el nivel central, sino como un riesgo para la identificación y el sentido que se da a la reforma y a las propias responsabilidades. Esta perspectiva es también compartida por los equipos técnicos de los SLEP, que ven en este aspecto una importante barrera para el trabajo de acompañamiento y desarrollo de capacidades de los establecimientos educacionales, de acuerdo al capítulo presentado por Sim n Rodríguez. Los desafíos de la articulación institucional también se observan en la relaci n entre la Direcci n de Educaci n Pública y los SLEP. La reforma recentraliza la función del Estado en cuanto a la educaci n pública, a través de la creaci n de la DEP y adicionalmente crea los SLEP como órganos públicos funcional y territorialmente descentralizados (Ley 21.040, Título III). El capítulo escrito por Pablo Fraser y Claudio Frites nos dan cuenta que las distintas expresiones que puede tener la descentralización y, a partir de ahí, se puede concluir que las evidencias para el caso chileno se acercan más a un tipo de relación que se asocia a la desconcentración, donde a los SLEP se les delega un conjunto de procesos y tareas burocráticas transversales a todas sus funciones, sin una transferencia real de poder. Un ámbito con el que pudiera iniciarse una revisión de los problemas que son más propios de la NEP, es el desajuste que ha ocurrido entre su diseño e implementación, lo que no tardó en ocurrir. Ha sido posible observar en la práctica algo que no podría percibirse como sorprendente: a la hora de la implementación, la existencia de lógicas o prioridades diferentes genera tensiones internas que dificultarán el presente y el futuro del proceso. El propio trabajo de Rodríguez ejemplifica cómo los SLEP están permanentemente desafiados en su labor de articulación entre instituciones, procesos y prácticas, pues se entremezclan perspectivas profesionales, burocráticas y administrativas en ellas. Esto es esperable para una institución del nivel intermedio, como menciona el trabajo de Joseph Flessa. Sin embargo, cuando se generan contradicciones entre estos ámbitos, o prioridades que, no teniendo foco educativo, terminan siendo relevadas, se hace más difícil favorecer la pertinencia de la implementaci n. En la misma línea, así como se observan dificultades de articulación entre instituciones en el nivel central, también pueden verificarse en el intermedio, ya sea de forma vertical -es decir, entre el SLEP y los organismos del nivel central-, como de manera horizontal -entre el Servicio Local y otras reparticiones que operan a nivel regional o local-. Ello es relatado en diferentes capítulos del libro, por ejemplo, Vanni y colegas, Grebe e Ibarra o Albornoz, Carrasco y de la Vega. Otra dimensión en que capítulos del libro verifican dificultades que son propias de la implementación de la reforma, refiere a las personas que se desempeñan laboralmente en ella. Este aspecto también podría verse como “bisagra”, considerando los temas asociados al traspaso de la administraci n municipal a los SLEP. Sin embargo, es parte del proceso mismo de ejecución, porque se verifican dificultades como la insuficiencia de personal capacitado para la realizaci n de tareas técnicas de distinto tipo, una lenta conformación de las UATP y un problema de rotación de los profesionales de los SLEP. Los capítulos de Ibarra, Peña y Martin, de Chávez, Opazo, Zett y Campos y de Obregón y Olguín, identifican dificultades de la oferta formativa para responder a los requerimientos y necesidades de los establecimientos de diferentes características, al mismo tiempo que dan cuenta de cómo esta problemática está teñida de dificultades estructurales de la valoración que el propio sistema educativo hace de determinados niveles o modalidades de enseñanza.

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