Nueva educación pública: evidencia para los desafíos de futuro

400 Mejora educativa La mejora educativa es un fenómeno complejo y multidireccional, en que participa una multiplicidad de actores, que tiene como propósito cambiar fundamentalmente el statu quo en el ámbito educativo. Es un proceso que se desarrolla en el tiempo, pudiendo involucrar cambios a nivel de interacciones diarias, procesos o estructuras de funcionamiento. Por ello mismo, es un fenómeno multinivel, considerando al sistema educativo, escuela, equipo docente, aula y estudiante (Feldhoff y Radisch, 2016; CCSSO, 2017). Como proceso complejo, la mejora requiere de un enfoque integral, que incluya la adaptación a contextos específicos, la consideración cuidadosa de factores que influyen en ella y su interacción mutua. Asimismo, desde esta visión, es necesario comprender que los procesos de mejora pueden tener efectos directos e indirectos en actores/as de la comunidad educativa (Sammons, 2006; Koh, Askell y Barr, 2023). Existe múltiple y vasta investigación sobre los procesos de mejora escolar, los que son ya reconocidos y, por ello, serán profundizados en este documento. Solo a modo de síntesis, se enunciará que la literatura ha acordado un conjunto de factores o atributos que se relacionan con la mejora educativa: debe estar centrada en los estudiantes; requieren de la promoción de la participación y el involucramiento temprano, regular y auténtico de las partes interesadas (escuelas, familias, comunidad); las estrategias para conducirla deben planificarse en base a evidencia y buscar adaptarse a cada contexto específico; a su vez, requieren proporcionar apoyo diferenciado a su implementación y al desarrollo de las capacidades que se requieren para sostenerla: por último, deben contar con procesos que permitan el monitoreo de sus progresos y dificultades (Bellei, Vanni, Valenzuela y Contreras, 2018). Existe también acuerdo en que la mejora es producto de una estrategia y, por ende, requiere de planificación. Para ello, es necesario que se establezcan expectativas y metas claras y que los planes que las conduzcan se implementen rigurosamente y con fidelidad. La sostenibilidad de los esfuerzos de mejora requiere también de una planificación a largo plazo, considerando sus diferentes dimensiones, por ejemplo, la financiera (Myung et al., 2020). Marco conceptual La investigación ha destacado también que la mejora escolar debe considerar un enfoque holístico y adaptativo que considere la equidad, el contexto y las interacciones entre los diferentes factores que intervienen. Para ello, se reconoce la necesidad fomentar la colaboración y el liderazgo distribuido, utilizar la retroalimentación y la adaptación continua como herramientas clave para el éxito a largo plazo (Mintrop, 2020). El liderazgo y la mejora educativa El liderazgo es un factor clave en la implementación de procesos de mejora educativa, especialmente cuando tiene un claro foco en el aprendizaje de los estudiantes (Hallinger y Kovačević, 2021). Al igual que en el caso de la mejora, la investigación ha identificado y analizado largamente aquellas características y prácticas de los líderes que favorecen la mejora. Se ha observado que las y los líderes deben ayudar a establecer una visi n clara sobre los propósitos educativos de sus respectivas instituciones, construyendo relaciones con todas las partes involucradas y propiciando la existencia un clima propicio para avanzar en torno de dichos objetivos (Bolivar, M., 2013; Day et al., 2020). Por otra parte, se espera que los líderes puedan tener un rol protagónico en la definición y puesta en marcha de un conjunto de procesos y prácticas, especialmente la promoción activa del desarrollo profesional del profesorado, creando oportunidades para el intercambio de conocimientos y la colaboración que permitan incrementar su profesionalidad y su sentimiento de comunidad (Bolívar, et al., 2022; Rechsteiner, et al., 2022). Décadas de investigación han ido evidenciando una evoluci n en la visi n sobre el liderazgo, desde la valoraci n de sus atributos personales hacia su consideración como un proceso propio de las instituciones. Por ello, en el presente ha adquirido particular relevancia la perspectiva del liderazgo distribuido (Spillane y Ortiz, 2019; Sol, 2021), que señala la necesidad que sus protagonistas puedan favorecer el desarrollo de conexiones entre los miembros de la comunidad, así como instancias para compartir, aprender y trabajar en red, en pos de resolver los problemas de las comunidades (Harris y Jones, 2020).

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