Nueva educación pública: evidencia para los desafíos de futuro

296 El desarrollo profesional de los docentes en Chile se encuentra resguardado y asegurado a través de la Ley de Carrera Docente. Por tanto, los docentes rurales cuentan con dispositivos institucionales de desarrollo profesional mediante el Centro de Perfeccionamiento y Experimentación Pedagógica (CPEIP). A ello se suman las reuniones de microcentro aquí estudiadas. En conjunto, ello constituye un escenario favorable para promover mejoras en su habilidad docente e impactar positivamente en el aprendizaje de los estudiantes. En tal sentido, se destaca la importancia de las reuniones de microcentro, tanto para el desarrollo profesional como para el apoyo profesional y emocional de los docentes rurales. Sin embargo, en el contexto de la presente reforma los entrevistados manifiestan cierto resentimiento ante la pérdida de autonomía y el aumento del control estatal (Quiroga, 2024). Al mismo tiempo, el potencial de desarrollo profesional de los microcentros se ve debilitado por la escasa profundización en contenido curricular y ausencia de expertos externos. Así visto, una vía futura potencialmente prometedora podría ser conjugar las demandas e intereses particulares de los docentes con los del SLEP, profundizar la cooperación entre pares en el microcentro, aportar la colaboraci n de expertos externos en enseñanza multigrado y en la profundización de los contenidos curriculares. Un aspecto relevante de la NEP es la gestión orientada hacia la mejora de los aprendizajes. En tal sentido, una de las consideraciones que se deben mantener en mente respecto de las escuelas rurales es que en ellas gestión y enseñanza tienden a recaer sobre el mismo docente. Por tanto, debiese haber una diversidad de enfoque en la implementación de la reforma entre aquellas y las escuelas urbanas, en las que ello está mediado por los equipos directivos. Conclusiones Considerando lo anterior, se recomienda que los ATP, en lugar de centrar su apoyo y acompañamiento a los encargados de escuela en tanto gestores, deberían centrarla en las prácticas de aula y aprendizaje de los alumnos. En tal sentido, el ciclo de apoyo debería iniciarse con la identificación de las brechas de aprendizaje de los alumnos, para su posterior elevaci n a las reuniones de microcentro. Luego, tales instancias darían ocasi n para el desarrollo de prácticas pedagógicas aprendidas, dialogas y consensuadas en el microcentro como respuesta a tales brechas. Ello debería, luego, ser concretado en el plan anual del microcentro, los planes de mejora de cada escuela y la formación continua de los docentes. Ello, a su vez, permitiría colocar en el centro del quehacer de los ATP los logros o brechas de aprendizaje identificados a partir de evidencias, facilitando un apoyo efectivo a la práctica docente y, más fundamentalmente, asegurar la calidad del aprendizaje.

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