Nueva educación pública: evidencia para los desafíos de futuro

26 es social. Analiza la reforma del sistema en torno a los ejes de la regulación social y la cohesión social, y concluye finalmente que la reforma del sistema requiere un cambio social, no solo estructural: «La reforma del sistema no solo es una tarea compleja y desafiante con muchos riesgos, sino que también es un proceso en gran medida social, cuyo éxito depende más de la configuración de las culturas que del cambio estructural» (p. 568). Una conclusión para reflexionar sobre las redes y el nivel intermedio es que las estructuras coherentes con responsabilidades claras y operaciones transparentes son necesarias para la mejora, pero no son suficientes por sí solas. La cultura, las relaciones y la confianza, así como los recursos suficientes para alcanzar los objetivos establecidos, son los elementos que hacen que esas estructuras prosperen. La cuestión de si el trabajo del nivel intermedio es principalmente estructural o cultural es similar a la cuestión de si el trabajo realizado por los administradores del nivel intermedio debe configurarse en función de los cambios en las creencias sobre el papel o en las acciones. La respuesta es que ambos son necesarios, pero un examen de los incentivos, la lógica y las teorías de acción que subyacen a las reformas del nivel intermedio mostrará que, en la literatura internacional, los diferentes sistemas organizan sus prioridades de manera diferente. Teorías de la acción, marcos y lógicas para comprender el trabajo del nivel intermedio Teorías de la acción Un aspecto central del análisis de políticas es tratar de comprender los principios de causa y efecto, examinando cómo determinadas prioridades políticas conducen (o no) a los resultados deseados. Una forma de analizar estas relaciones de causa y efecto es examinar las «teorías de la acción»: las intervenciones políticas incorporan un diagnóstico supuesto de un problema político y la teoría de la acción explica por qué la intervención política abordará un problema concreto. Si el problema es la distancia entre el Ministerio de Educación y la escuela, la solución política es crear un «nivel intermedio» más cercano a las escuelas donde se puedan apoyar las prioridades del Ministerio; si la solución política es la creación de redes de escuelas, el problema político que se supone es que las escuelas funcionan con demasiada frecuencia de forma aislada. Los estudiosos de las teorías de la acci n más citados por los investigadores en educación son Argyris y Schön (1974, 1978). Afirman que «las teorías organizativas de la acción no tienen por qué ser explícitas. De hecho, los documentos corporativos formales, como los organigramas, las declaraciones de política y las descripciones de puestos, a menudo reflejan una teoría de la acción (la teoría defendida) que entra en conflicto con la teoría en uso de la organización (la teoría de la acción construida a partir de la observaci n del comportamiento real), y la teoría en uso suele ser tácita» (Argyris y Schön, 1978, p. 15). Partiendo de esta idea —que lo que se pretende con una política puede diferir de lo que realmente se hace—, puede ser útil para aclarar las oportunidades y los obstáculos que presenta la reforma del nivel intermedio. Como sugieren Argyris y Schön (1978), «sea cual sea la razón de la tacititud, la teoría en uso, en gran medida tácita, explica la identidad y la continuidad de la organización» (p. 15). Observar el trabajo rutinario dentro del nivel inactivo puede arrojar luz sobre la «teoría en uso» de un distrito en cuanto a lo que es importante y c mo debe (o no debe) llevarse a cabo el cambio escolar. Malen y sus colegas (2002) comparten estas útiles advertencias sobre las teorías de la acci n como lente para evaluar las políticas. Afirman: «Es evidente que el concepto de «teoría de la acción» no abarca todo lo que es importante para comprender o evaluar las alternativas de política. No obstante, esta perspectiva es fundamental porque estas teorías y los beneficios que prometen proporcionan la justificación pública de los costes humanos y fiscales de la reforma y el mecanismo analítico para rastrear los efectos reales de las políticas y compararlos con los objetivos declarados» (p. 114). En resumen, el análisis de la teoría de la acci n es una forma de evaluar la distancia entre las afirmaciones de los educadores sobre sus intenciones y sus acciones. Y un examen detenido de las teorías de la acci n llama la atenci n sobre los mecanismos mediante los cuales se promulgan las prioridades políticas. Al igual que con cualquier iniciativa política, las afirmaciones sobre el nivel intermedio se benefician de un examen de la teoría de la acción. Una afirmación fundamental, por ejemplo, es que para que las escuelas mejoren, es necesario desarrollar la capacidad en todo el sistema, y la forma más cercana

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