Nueva educación pública: evidencia para los desafíos de futuro
224 Los SLEP han operado como entes ejecutores, más preocupados de cumplir metas administrativas, debido a su estructura de financiamiento, generando tensiones operativas, falta de flexibilidad y dificultades para responder a necesidades territoriales (Consejo Evaluador, 2023), lo que impacta en el fortalecimiento de vínculos significativos con las escuelas. La NEP corre el riesgo de convertirse en una estructura más dentro del aparato estatal si no logra diferenciarse por su capacidaddegenerar relaciones distintas con los territorios. Como señala el Informe Anual 2023, “la consolidación del sistema requiere no solo resolver problemas operativos, sino transformar la forma en que el Estado se instala en el territorio” (Consejo Evaluador, 2023, p. 77). Esta transformación no implica necesariamente una reforma legal ni una inversión adicional de recursos. Más bien, requiere un cambio de enfoque: pasar del control a la colaboración; de la desconfianza a la corresponsabilidad; de la estandarización a la pertinencia; de la imposición cultural al diálogo situado. En efecto, se propone la creación de consejos multidisciplinarios que trabajen en forma colaborativa, integrados por miembros designados de los SLEP y de las distintas comunidades escolares locales, de maneras de generar rutinas de trabajo sistemáticas. Esto permite trae tres beneficios: la colaboración, cocreando un lenguaje vinculante -central y local-; el fomento de nuevas iniciativas de mejora mediante espacios de diálogo; y la rendición de cuentas entre pares para facilitar la ejecución de metas, sin que ello se vea como instancias de control central. Inclusión de perspectivas culturales y territoriales Los SLEP pueden facilitar la creación de redes territoriales de directores, docentes y profesionales de apoyo que se reúnan periódicamente para compartir experiencias, identificar desafíos comunes y construir soluciones colaborativas. Estas comunidades deben operar con principios de horizontalidad, reciprocidad y sistematización de la experiencia y conocimiento existente. Respetar lo ganado en años de experiencia educativa local, permite la construcci n de una cultura propia de funcionamiento, sin que ello evite la alineación buscada por la DEP. La evidencia internacional muestra que las comunidades profesionales de aprendizaje y quienes lideran un proceso de cambio en el territorio, se constituyen en un eje fundamental para el éxito den el cambio educativo (Honig, 2012; Meyes y Sadler, 2018 en Berkowitz, Zoro y Trujillo, 2020). En el contexto chileno, iniciativas de trabajo colaborativo ha permitido levantar iniciativas, resolver problemas y dar soluciones, han demostrado su eficacia cuando cuentan con respaldo institucional y tiempo protegido para su desarrollo (Consejo Evaluador, 2024). Se propone que los SLEP instauren un ciclo anual de mejora continua participativa, estructurado en cuatro fases: diagnóstico conjunto con las escuelas, planificación compartida, implementación acompañada y evaluación colaborativa. Este ciclo puede integrarse a los instrumentos existentes, pero resignificados desde una lógica de co- construcci n. El ciclo participativo permite alinear prioridades institucionales con las necesidades reales de las comunidades escolares, generar sentido de pertenencia al proceso de cambio, y promover una cultura de mejora basada en la reflexión, el diálogo y la toma de decisiones informada.
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