Nueva educación pública: evidencia para los desafíos de futuro

220 Imposición cultural y desconocimiento del capital sociocomunitario: la cultura organizacional como obstáculo La tercera dimensión crítica identificada en los informes y en la revisi n te rica es la distancia cultural entre la nueva institucionalidad y las comunidades escolares. La instalación de los SLEP ha significado, en la práctica, una transformación en las formas de gestión, en los lenguajes, en las relaciones de poder y en las expectativas institucionales. Sin embargo, este cambio no ha sido acompañado de una estrategia de adaptaci n cultural ni de construcción progresiva de legitimidad. El Informe Anual 2022 señala que “existe una percepción generalizada entre directores y docentes de que los SLEP han reemplazado una institucionalidad conocida, aunque imperfecta, por otra distante, tecnocrática y poco sensible a las trayectorias escolares previas” (Consejo Evaluador, 2022, p. 53). Esta percepción tiene efectos concretos: desconfianza institucional, resistencia pasiva, dificultad para implementar innovaciones, y debilitamiento del sentido de pertenencia al sistema. En el proceso de instalaci n de los SLEP se observa una alta dependencia del MINEDUC, escasa autonomía técnica y una reproducción de estilos de gestión verticales (Consejo Evaluador, 2024). Por otro lado, la lógica de control, fiscalización y estandarización ha predominado sobre la l gica del acompañamiento, la colaboraci n y la adaptaci n al contexto, generando una distancia cultural entre los equipos de los SLEP y las comunidades educativas se refleja en estilos de comunicación unidireccionales, lenguaje tecnocrático y baja sensibilidad territorial." (Consejo Evaluador, 2024). El enfoque sociocomunitario plantea que la transformación institucional no puede lograrse sin considerar los códigos culturales, las formas de liderazgo, los sistemas de relación y los valores que las comunidades han desarrollado históricamente. Desconocer este capital simbólico implica no solo perder oportunidades de colaboraci n, sino generar fracturas en los vínculos entre la política pública y sus destinatarios. En lugar de construir sobre lo existente, la NEP ha tendido a desarticular las redes locales previas, muchas veces sin ofrecer alternativas viables. Esto ha generado un vacío simbólico que dificulta el arraigo de la nueva institucionalidad. Como advierte Estrella et al. (2020), “toda política pública territorial debe partir por reconocer las capacidades instaladas, no solo las carencias”. Implementación de un Enfoque Educativo Socio Comunitario El enfoque de implementación socio comunitario trasciende la mera consulta e implica una activa participación de las comunicades en la toma de decisiones, planificación y evaluación de políticas educativas (Estrella et al., 2020). Este enfoque reconoce el valioso capital social y cultural de las comunidades, esencial para mejorar la calidad y pertinencia de la educación. La participación comunitaria emerge como un pilar en las políticas educativas contemporáneas, especialmente en contextos de descentralizaci n. Por ello, se debe reconocer a la comunidad como un sujeto activo y a la acción colectiva como una condición necesaria para generar redes, aprendizajes significativos y procesos de transformación social (Martínez, 2002) en los procesos que se desarrollan en la educación pública. Desde esta perspectiva a modo de ejemplo, se considera que la implementación curricular, debe surgir desde el compromiso y la construcción colectiva de las comunidades educativas, reconociendo cómo aprenden sus estudiantes (Mineduc, 2016) y apropiándose de los fundamentos teóricos del enfoque socio comunitario. Es por ello, que el enfoque socio comunitario tiene como eje central la participación local, entendida como el involucramiento activo y significativo de las comunidades en los procesos educativos (Arnstein, 1969). Diversos estudios han demostrado que este tipo de participación tiene un impacto positivo en la motivación, el rendimiento académico y la retenci n escolar (Epstein, 1995). Asimismo, el diseño organizativo de la nueva Ley debe reconocer el capital social y cultural existente, en donde la experiencia adquirida en años de funcionamiento, las redes de apoyo y hábitos de trabajo son claves al momento de implementar una transformación tan radical como la requerida por la nueva Ley 21.040.

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