Nueva educación pública: evidencia para los desafíos de futuro
Capítulo 10: La presencia de la perspectiva de género en la Nueva Educación Pública en Chile. 203 Una perspectiva sensible para mirar las múltiples opresiones, discriminaciones y violencias que por mucho tiempo han sido silenciadas, y que experimenta gran parte de la poblaci n, las cuales nopermiten construir sociedades más equitativas y justas. Tarea que no sólo requiere del esfuerzo de mujeres y cuerpos feminizados, sino que ha de ser un esfuerzo realizado por hombres,mujeres, la sociedad toda. Por lo que partir por su integración desde la ‘Nueva Educación Pública’ es una oportunidad relevante para desmoronar paulatinamente aquello que reproduce las inequidades de género y las violencias que obstaculizan la construcción de una sociedad más democrática, inclusiva, pluralista, comprometida con el bienestar común. Lo interesante es que Belausteguigoitia (2012), invita a entender la perspectiva de género desde un marco pedag gico como, aquello que nos impulsa a producir y transmitir conocimiento de forma crítica, creativa e innovadora sobre el mundo, sobre nuestro ser y sobre lo que condiciona nuestras conductas. La apuesta es por la creatividad, por la “toma de la palabra” y su consiguiente producci n de nuevos saberes y prácticas partiendo desde un punto de vista crítico, no s lo en relaci n con la dominaci n masculina o lo que se entiende por femenino y masculino, también respecto a los silencios sobre sujetos considerados menores (mujeres, indígenas, homosexuales, migrantes, presos y presas, VIH positivos y VIH positivas, entre otros) (p.25). Propuesta que nos invita a acercar la perspectiva a lo cotidiano, y especialmente a poner en práctica esa sensibilidad a partir de, no solo cuestionar lo ‘masculino’ o el mandato de masculinidad al decir de Rita Segato (2010), sino que también facilitando la ‘toma de la palabra’ por parte de quienes han permanecido en silencio al ser considerados como sujetos menores. Desplazamientos que definitivamente se orientan a construir una sociedad más equitativa, inclusiva y democrática, propósitos que están presentes en la normativa que enmarca esta ‘Nueva Educación Pública’. No obstante, para lograrlo es imperativo que quienes lideran esta transformación educativa tengan claridad sobre su necesaria incorporaci n y sobre las posibilidades que pueden impulsar desde su gestión. Perspectiva de género en la gestión educativa Considerando los apartados anteriores, la perspectiva de género nos lleva a repensar las escuelas como espacios no sexistas. Esto implica reconocer que los procesos de enseñanza-aprendizaje se interdigitan con las construcciones de género, es decir que lo mandatado desde el género se expresa en todas las funciones y tareas educativas (Acuña y Montecinos, 2014), siendo la gestión escolar un ámbito donde la reproducci n de sesgos y estereotipos de género se materializa y muchas veces ocurre de manera inconsciente (Mineduc, 2023). En este sentido, la gestión escolar cobra relevancia, pues en ella se configuran los diferentes procesos pedagógicos, administrativos y financieros que permiten organizar la cotidianeidad escolar y proyectar su desarrollo, por ello es importante integrar el enfoque de género en el sistema educativo, lo que significa incorporar en todos los instrumentos de planificación y gestión del establecimiento (proyecto educativo, proyecto de mejoramiento, currículo, formación de docentes, práctica de aula, gestión pedag gica, etc.) (Mineduc, 2023) y en general en todos los instrumentos de gestión que se articulan en la Nueva Educaci n Pública. Al respecto, Santos Guerra, en su libro Harén pedagógico, nos plante la siguiente reflexión: “El poder se estructura por factores de género. Se ejerce y se vive a través de esta perspectiva. No es igual que asuma el poder un hombre que una mujer. No es igual que los que actúan como súbditos sean hombres o mujeres. El funcionamiento está condicionado por factores de género. La forma de agruparse, de distribuir y utilizar los espacios y los tiempos, de establecer las costumbres, de desempeñar papeles, de vivir los conflictos está marcada por el género de los protagonistas. Las relaciones están transidas de componentes relacionados con el género. En la escuela se relacionan hombres con mujeres, alumnos y alumnas, padres con madres. Las relaciones forman un entramado complejo con cruces de dimensiones múltiples, muchas de ellas invisibles: los profesores se relacionan con alumnas, las profesoras con alumnos, éstos con sus compañeras, los padres con profesoras…(Santos Guerra, 2000, p.7)
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