Relación pedagógica y género en el acompañamiento y la dirección de tesis. Experiencias de doctorandas de la Universidad de Chile

Relación pedagógica y género en el acompañamiento y la dirección de tesis: Experiencias de doctorandas de la Universidad de Chile 10 II. INTRODUCCIÓN Transformaciones en la educación superior y desafíos para la formación doctoral En las últimas décadas, la educación superior en América Latina ha experimentado transformaciones significativas, tanto en la composición de su estudiantado — que se ha diversificado en términos de procedencias socioculturales, experiencias y trayectorias — como en las prácticas pedagógicas que la configuran. Este proceso ha implicado una transición desde modelos formativos centrados en la transmisión unidireccional de contenidos hacia enfoques que promueven una formación integral orientada al desarrollo de capacidades críticas, reflexivas y contextualizadas (Fernández Fastuca, 2018; Gleason Rodríguez & Rubio, 2020; UNESCO-IESALC, 1998). Este nuevo escenario plantea también desafíos importantes para la docencia universitaria, en tanto exige repensar el rol docente en los procesos formativos (Baena Graciá, 2019; Turull i Rubinat, 2020). En este contexto, el postgrado – y particularmente el nivel doctoral – ha adquirido relevancia como espacio estratégico para la producción de conocimiento, el desarrollo profesional y la formación de trayectorias académica s (Corcelles et al., 2019; Fernández Fastuca & Wainerman, 2015). En este contexto, se observa un creciente interés en las problemáticas asociadas al aumento de la matrícula y la oferta académica, las tensiones entre exigencias y condiciones materiales de estudio, los desafíos de acreditación y las tasas de titulación, especialmente en relación con la graduación y la graduación oportuna (en tiempo definido por el reglamento), y los factores que inciden en la finalización de los estudio s (Moraga-Pumarino et al., 2023; Zabalza, 2007). Solo durante los últimos veinte años los estudios sobre formación doctoral han comenzado a incluir la perspectiva de género como un enfoque relevante en el análisis de experiencias de mujeres doctorandas (Bahnson et al., 2021; Stockard et al., 2022). Lo anterior ha ido acompañado con la incorporación de marcos interseccionales que consideran la articulación entre género, raza, etnicidad y clase como factores que configuran la experiencia educativa, relevando las dinámicas de poder y reconocimiento epistémico que atraviesan los vínculos formativos y su incidencia en el desarrollo académico de investigadoras en formación (Ellis, 2001; Fricker, 2017; Ruiz-Ruiz et al., 2021). Factores que inciden en la trayectoria doctoral Las trayectorias de las estudiantes no solo responden a factores personales o familiares, sino que están profundamente atravesadas por contextos sociales, relaciones pedagógicas asimétricas, estilos de dirección de tesis y prácticas institucionales que reproducen sesgos y jerarquías en la experiencia doctoral (Fernández Fastuca & Wainerman, 2015; Fricker, 2017). En esta línea, diversos estudios han evidenciado que el éxito en el doctorado no depende exclusivamente del rendimiento académico, sino de un entramado de factores individuales, institucionales o ambientales y relacionales que inciden de forma diferenciada según el género. Esto subraya la necesidad de abordajes analíticos integrales y sensibles a las desigualdades estructurales que modelan el proceso formativo (van Rooij et al., 2021).

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