Decantaciones. Política y democracia cultural: un diálogo global
Hye-Kyung Lee 80 las personas tienen una comprensión matizada de la creati- vidad en la que el esfuerzo, la encarnación de la creatividad y el tiempo dedicado a la creación se consideran criterios fundamentales. Otro hallazgo interesante es que las personas tienden a valorar más positivamente el arte creado por robots cuando observan el proceso de producción artística del robot (Chamberlain et al ., 2018). Esto es relevante, ya que sugiere que la percepción de la creatividad por parte de las personas parece estar estrechamente asociada con elementos de trabajo en la creación cultural. Esto nos anima a explorar cómo el público vincula otros aspectos clave del trabajo cultural —por ejemplo, la autonomía y el afecto (Banks, 2007; Gill & Pratt, 2008; Hesmondhalgh & Baker, 2013; McKinlay & Smith, 2009)— con su valoración de los contenidos culturales hechos por humanos. Sin embargo, es difícil saber cómo se pueden percibir realmente estos elementos de humanidad o componentes humanos en el trabajo cultural cuando no solo las personas comunes, sino también los expertos culturales apenas pueden distinguir entre creaciones humanas y resultados generados por IA si se presentan de forma digital. Esto plantea serios problemas de procedencia y atribución. Además, el uso de la IA se da en un espectro: puede funcionar como una herramienta de brainstorming para la producción televisiva, puede componer una pieza musical con intervención del compositor en múltiples etapas o puede generar un póster a partir de un simple prompt , pero el público no puede identificar estas diferencias. Igual de intrigante es el hecho de que la IA generativa produce contenidos cultu- rales a través de un proceso sub-simbólico (es decir, sin recu- rrir a símbolos compartidos por las personas en la sociedad; véase Mitchell, 2019), y su contenido es un patrón generado
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