Decantaciones. Política y democracia cultural: un diálogo global

Carla Pinochet Cobos 60 posible imaginar otros futuros para la política cultural lati- noamericana. Con todo, la democracia cultural permanece como un horizonte inestable, cuya materialización efectiva resulta muchas veces más perceptible en la teoría que en la práctica. Por ello, es necesario formular algunas preguntas incómodas: ¿es la democracia cultural una expresión de deseo más que una política efectiva? ¿Una formulación bienintencionada que no logra consolidarse como proyecto concreto? ¿Qué viabilidad tiene en un contexto regional atravesado por el avance de proyectos autoritarios, donde los procesos de descentramiento cultural —lejos de afirmarse— se ven crecientemente amena- zados? Y en el caso chileno, ¿qué perspectivas tiene una demo- cracia cultural luego del retroceso que implicó el rechazo a las políticas de identidad en el proceso constituyente reciente? Asumir estas preguntas no significa abandonar el paradigma, sino fortalecer su politicidad. La democracia cultural, situada desde América Latina, implica reconocer su fragilidad estruc- tural, pero también su potencia crítica como herramienta para confrontar los límites del presente y ensayar, desde nuestras coordenadas, formas más justas de vida cultural compartida.

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