Decantaciones. Política y democracia cultural: un diálogo global

Democracia cultural y política cultural: tensiones... 31 La persistencia de la autoridad cultural A pesar de décadas de innovación en políticas culturales y transformación tecnológica, las jerarquías de valor cultural siguen siendo notablemente persistentes. Los hallazgos de la Comisión Warwick sobre la estratificación cultural (Neelands et al ., 2015; Hopkins & Hay, 2025) y las investigaciones posteriores sobre movilidad social en las industrias culturales (Brook, O’Brien & Taylor, 2018) demuestran que el acceso a carreras artísticas y los patrones de consumo continúan corre- lacionándose fuertemente con el origen de clase social. Esta persistencia sugiere que la autoridad cultural opera a través de mecanismos más complejos que las simples barreras de acceso. Como reconoció Kelly (1985), las jerarquías culturales se reproducen mediante lo que podría denominarse la natu- ralización de determinados gustos y valores como estándares universales de valor cultural. Este proceso de naturalización sigue funcionando eficazmente incluso en contextos donde se han reducido las barreras formales para la participación. El énfasis contemporáneo de las políticas culturales en la excelencia y la calidad a menudo reproduce estas jerarquías de formas más sutiles. El compromiso del ACE con el apoyo a “experiencias culturales de alta calidad” mantiene implícita- mente distinciones entre formas culturales legítimas e ilegí- timas, incluso mientras amplía el acceso a poblaciones previa- mente excluidas. La cuestión de quién determina la calidad y según qué criterios sigue en gran medida sin abordarse en el discurso político contemporáneo. La idea original de la democracia cultural —que las comunidades deberían desarrollar sus propias “escalas de valores localizadas, surgidas dentro de las comunidades y apli- cadas por esas comunidades a las actividades que emprenden de forma individual o colectiva” (Kelly, 1985: 6)— continúa