Decantaciones. Política y democracia cultural: un diálogo global
Eleonora Belfiore y Steven Hadley 28 organizaciones e individuos lanzó en 2018 un manifiesto por la democracia cultural en el que se pedían cambios estructu- rales, incluyendo un nuevo fondo nacional de las artes finan- ciado por un impuesto sobre las transacciones del mercado del arte y una nueva editorial pública (Movement for Cultural Democracy, 2018). Este movimiento contemporáneo abordó explícitamente las dimensiones interseccionales del poder en el sector cultural, reconociendo que las jerarquías de clase y raza en las políticas artísticas emanan de las estructuras institucionales más que de los prejuicios individuales. La agenda del movimiento sugiere que la democracia cultural contemporánea debe tratar con comprensiones del poder y la identidad más complejas que las que estaban disponibles para el movimiento de artes comuni- tarias de los años setenta, incorporando aportes de los focos feministas, antirracistas y decoloniales. Sin embargo, el rumbo del movimiento reflejó tanto un aprendizaje de las experiencias históricas como la repetición de la historia. Aunque este grupo de defensa contemporáneo parecía más consciente de la necesidad de un desarrollo orga- nizacional sostenido y comunicación estratégica, al igual que la Campaign for Cultural Democracy de la década de 1980, que “se estancó tras la producción y la recepción mixta de Culture and Democracy. The Manifesto de Kelly, Lock y Merkel” (Jeffers, 2017: 60), la campaña no pareció sobrevivir a las presiones del Covid-19 y las sucesivas administraciones conservadoras. Por lo tanto, persisten las dudas sobre la capa- cidad de algún movimiento similar de desafiar las estructuras fundamentales de la autoridad cultural mientras opera dentro de los marcos políticos existentes.
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