Decantaciones. Política y democracia cultural: un diálogo global
Ben Walmsley 182 tiempo de calidad con parejas, amigos y familiares (Walmsley, 2011). Cada vez hay más evidencia de que los públicos buscan experiencias significativas e incluso espirituales cuando se involucran con las artes escénicas. En mi estudio, por ejemplo, un participante del público habló de realizar “pere- grinaciones” para ver a ciertos actores (Walmsley, 2013: 83), mientras que otros también describieron sus experiencias en términos religiosos: “Me encanta vivir la cosa de la comu- nión; es más una experiencia religiosa, es sagrada para mí”. Esta tendencia podría explicar en parte la popularidad actual de las formas teatrales site-specific , site-sensitive e inmersivas, que acercan al público a una mayor proximidad e intimidad con los intérpretes (y, de hecho, entre ellos mismos). Estos hallazgos empíricos sirven para cuestionar la afirmación teórica de Blau de que las percepciones del público son alie- nadas e incalculables. El impacto de las artes en las audiencias Históricamente, el objetivo final del marketing ha sido descrito como crear valor para los clientes y capturar valor de ellos a cambio (Kotler & Armstrong, 2010). A diferencia de muchas definiciones de marketing, esta en particular resulta útil para sus responsables en el campo de las artes, ya que sitúa el valor y a las audiencias en el centro de la actividad de marketing y, por lo tanto, amplía las percepciones tradi- cionales de lo que implica el marketing para incluir aspectos del compromiso del público. Pero, al igual que en los debates sobre el valor cultural, esto inevitablemente plantea preguntas sobre cómo las audiencias perciben el valor que obtienen de las artes y qué valor recíproco pueden capturar de sus audien- cias las organizaciones de artes escénicas. Derrick Chong
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