Decantaciones. Política y democracia cultural: un diálogo global
Ben Walmsley 178 Con esto en mente, los académicos podrían benefi- ciarse de explorar qué narrativas o manifestaciones del valor podrían abrirse paso entre la maraña de relatos personales y anecdóticos sobre el impacto de las artes y ganar la tracción y longevidad que a menudo atraen los datos cuantitativos, especialmente entre gestores, funcionarios públicos, políticos y formuladores de políticas. Al igual que Aristóteles, también podrían enfocarse más en cómo las artes pueden ayudar a las personas a vivir de manera sostenible y a vivir bien. Esta tercera vía requeriría un enfoque matizado y, sin duda, posmoderno del valor cultural que abrace, en lugar de rehuir la naturaleza compleja y a menudo paradójica de sus componentes. Las teorías de la complejidad se están volviendo cada vez más populares como formas de conceptualizar los impactos de las iniciativas de políticas (Burns, 2007). Este cambio se ha producido gradualmente a medida que un número creciente de investigadores ha aceptado las severas limitaciones de identificar una causalidad simple y lineal dentro de sistemas y contextos complejos. Como ya hemos visto en este capítulo, las artes han sido consideradas por los filósofos una búsqueda particularmente compleja y ambigua durante siglos; quizás, como argumentan White & Hede, porque “el impacto del arte es un concepto complejo y de múltiples capas que se experimenta y comprende de diversas maneras sujetas a la experiencia y perspectiva de cada individuo” (2008: 32). Este enfoque en la naturaleza contingente de la experiencia cultural refuerza los desafíos epistemológicos descritos ante- riormente y fortalece el argumento a favor de un enfoque más reflexivo y fenomenológico. Más evidencia de la complejidad involucrada en la explo- ración del valor de las artes se encuentra en la referencia cada vez más común al sector de las artes como una “ecología”
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