Decantaciones. Política y democracia cultural: un diálogo global
Capturar, interpretar y evaluar el valor cultural 173 Como argumenta Calvin Taylor, en sus intentos de evitar caer en autorreflexión, lo estético corre el riesgo de sacrificar su “especificidad al utilitarismo al encontrar una lógica externa —el valor social y el valor económico siendo dos ejemplos contemporáneos conspicuos” (2015: 17). Los beneficios de un enfoque más reflexivo para explorar el valor y el impacto de las artes son más esclarecidos por Carol Scott, quien advierte que cuando las decisiones de financiamiento público dependen de resultados medibles en lugar de resul- tados valiosos, la política cultural corre el riesgo de caer de nuevo en “la trampa de la instrumentalidad” (2010: 2). Reto- maré estos argumentos más adelante, al explorar las fortalezas y debilidades relativas de los diversos enfoques metodológicos para explicar el valor cultural. La investigación cualitativa sobre el impacto de las artes ciertamente ha tenido éxito en esclarecer las múltiples dimen- siones de la experiencia del público, pero aún lucha por cerrar la brecha epistemológica entre las experiencias culturales percibidas y las reales. Una razón de ello es que “el cómo de los procesos cognitivos que ocurren mientras las audiencias ven una actuación está, en gran medida, fuera del alcance de la investigación de audiencias que, por definición, tiene lugar después del evento. En cierto sentido, por lo tanto, la expe- riencia primaria solo está disponible a través de la refracción de la reflexión consciente” (Reason & Reynolds, 2010: 71). Así, la vía más fructífera para los estudiosos del valor cultural y los investigadores de audiencias podría no ser investigar qué es el valor, sino cómo podría expresarse de manera fiable, reflexiva e intersubjetiva. Lo que también parece faltar es una comprensión más profunda de los procesos (más que los resultados) del compromiso con las artes (cf. Hewison, 2014).
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